jueves, 20 de diciembre de 2018

Suspiria (2018)



   FICHA TÉCNICA

Título: Suspiria.
Dirección: Luca Guadagnino.
País: Italia
Año: 2018.
Duración: 152 min.
Género: Terror, fantástico, thriller.
Interpretación: Dakota Johnson, Tilda Swinton, Chloë Grace Moretz, Mia Goth, Jessica Harper, Sylvie Testud, Angela Winkler, Malgorzata Bela, Renée Soutendijk, Ingrid Caven, Lutz Ebersdorf, Vanda Capriolo, Toby Ashraf, Fabrizia Sacchi, Elena Fokina, Christine Leboutte, Olivia Ancona.
Guión: Dave Kajganich (Personaje: Dario Argento, Daria Nicolodi).
Producción: Marco Morabito, Brad Fischer, Luca Guadagnino, David Kajganich, SilviaVenturini, Francesco Melzi d'Eril, William Sherak, Gabriele Moratti.
Música: Thom Yorke.
Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom.
Distribuidora: Amazon Studios.

   CRÍTICA

   SINOPSIS: Una joven bailarina norteamericana ingresa en una de las escuelas de baile más prestigiosas del mundo, en Berlín. Sin embargo, en ese edificio comienzan a ocurrir cosas extrañas y, al parecer, ya llevaban pasando desde antes de su llegada. Algo se trama allí que tiene que ver con ella.
   LO MEJOR: Independientemente de la opinión que tengo sobre ella, tengo que aplaudir la valentía de Luca Guadagnino que, aparte de cambiar radicalmente de registro respecto a si anterior película, “Call me by your name”, ha realizado un imponente ejercicio de estilo personal, con una dirección puramente de autor, sin importarle lo más mínimo los intereses comerciales, es decir, la taquilla (que será mala), y que está destinada a partir la opinión pública (profesional o no) como buen posible título de culto que se precie. Una propuesta pero que muy arriesgada que se aleja lo más que puede del original y aún así podría resultar incluso complementaria con aquella. Pero insisto, Guadagnino se parta de un manotazo las sospechas de que podría realizar una copia de a de 1977. Mientras en ella imperaba un colorista tono basado en el expresionismo alemán, que le daba un pretendido aire de cuento de hadas, y a la vez enarbolaba la bandera del giallo; esta nueva versión es mucho más oscura, gris, opresiva, malsana e incómoda para el espectador. De hecho, ni siquiera cumple los cánones del slasher italiano. Una película de terror sin sustos pero de una intensa atmósfera, que se permite el lujo de plantear un mensaje político, aunque sea como entorno social de la época y lugar en la que se encuadra. Otra de las diferencias más evidentes es la relevancia de la danza (en la de Argento era un mero pretexto) que en el argumento es vital para la trama, usándola como vehículo ritual. El resultado es un film psicoanalítico, en ocasiones onírico, y en otras demencial, que hay que dejar reposar para que su maduración te ayude a apreciarla.
   Interpretación: Aunque el reparto es totalmente de mujeres, no me parece que sea con sentido feminista, como muchos aprovechan a apuntar. Sino a que el ámbito de la brujas está relacionado culturalmente con las mujeres. Pero es que hasta el papel del personaje masculino está interpretado por una nuevamente fantástica Tilda Swinton, que además se mete en la piel de otros dos personajes más. Pero es justo reconocer el trabajo de Dakota Johnson, una actriz que nunca me ha cautivado pero que aprecio el esfuerzo de desembarazarse del recuerdo de “Cincuenta sombras de Grey”, mostrándose una evolución palpable como actriz. Un proceso por el que pasaron (aún lo hacen) Daniel Radcliffe o Kristen Stewart, por ejemplo. Lo que si me parece un gran error es desaprovechar de esta manera a alguien como Chloe Moretz, con apenas escena y media. Eso si, no creo que sea casualidad que su caracterización se asemeje tanto a la de la líder del grupo terrorista Fracción del Ejército Rojo, Ulrike Meinhof, reforzando el mensaje político del film. Completa el reparto la siempre sugerente Mia Goth.
   Escena (spoiler): La película puede gustar o no pero lo que es innegable un par de secuencias que difícilmente podrá quitarse de la cabeza el espectador tras su visionado. Una de ellas es la horrenda muerte de Olga, cuyo cuerpo es literalmente retorcido, crujido y masacrado en una sala repleta de espejos paralelamente al violento baile que encarna Dakota Johnson en el salón principal. La otra es el aquelarre, sin duda, una de las escenas más visualmente impactantes del año. Un festival de sangre y brutalidad que te deja con los ojos como platos. Por cierto, hay algunos guiños al original pero bastante sutiles. Como el que pone Suspiria en la estación de metro, bueno no es muy sutil. O las cortinas para tapar los espejos en el salón, o el conteo de pasos para descubrir salas ocultas en la escuela. Pero sobre todo, el cameo de Jessica Harper, protagonista de la versión de 1977.
   LO PEOR: Pero podría haber sido mejor de no excederse tanto en un metraje que se va a las dos horas y media innecesariamente, una hora más que el original nada menos. Perdiéndose en subtramas secundarias que nos sacan varias veces del entorno claustrofóbico de la escuela, reduciendo ese efecto en la película.
   CITAS: “Al principio me daba cosas, un equilibrio especial”. “Quiere penetrar en mi interior. La noto. Y puede verme”. “Cuando se vaya la danza de otro, te conviertes en un reflejo de su creador”. “En ese edificio no todo es lo que parece”. “Tres madres, tres deidades, tres demonios. Oscuridad, lágrimas y suspiros”. “Fuera todo es un desastre. Fuera está por llegar”.
   REFERENCIAS: Se aleja totalmente de la película de Darío Argento. La sensación que me dejó fue similar a la que me deja el cine de Aronofsky, especialmente en “Madre” o “Cisne negro”. Aunque el tramo final me ha recordado más a “Hereditary”.
   CONCLUSIÓN: 7’5. Arriesgado ejercicio de estilo de Guadagnino empeñado en no parecerse al original de Argento.



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