FICHA TÉCNICA
Título: Malos
tiempos en el Royale.
Dirección: Drew Goddard.
País: Estados Unidos.
Año: 2018.
Duración: 141 min.
Género: Thriller,
comedia.
Interpretación: Jeff
Bridges, Cynthia Erivo, Dakota Johnson, Chris Hemsworth, Jon Hamm, Cailee
Spaeny, Lewis Pullman, Jonathan Whitesell, Nick Offerman, Mark O'Brien, Manny
Jacinto, Bethany Brown, Sarah Smyth, Hannah Zirke, Sophia Lauchlin Hirt, John
Specogna, Austin Abell, Minn Vo, Vincent Washington, James Quach, Billy Wickman.
Guión: Drew Goddard.
Producción: Drew
Goddard, Jeremy Latcham.
Música: Michael Giacchino.
Fotografía: Seamus McGarvey.
Distribuidora: 20th
Century Fox.
CRÍTICA
SINOPSIS: Una
serie de desconocidos deciden pasar la noche en el hotel Royale, que no pasa
precisamente por sus mejores momentos. Cada uno tiene un motivo para estar allí
y todos esconden secretos que saldrán a relucir durante la noche.
LO MEJOR: Tan solo una película, el de su debut
en la dirección tras varios años como guionista, le valió a Drew Goddard para
ser un director a tener en cuenta ante la expectativa de su próximo proyecto.
“La cabaña en el bosque” se convirtió en título de culto casi en el mismo
momento de estrenarse en virtud a su originalidad e imaginación pero también
homenajear a varios clásicos del cine de terror, dando la impresión de ser una
y varias películas, que es exactamente lo que ocurre en su segunda película. La
influencia más evidente, sin duda, es la Quentin Tarantino, que a su vez ya
guiñaba el ojo al cine clásico, que creo un estilo con esas bases y que tiene
como máxima premisa estar basado en los personajes como columnas vertebrales de
sus guiones. Es justo lo que hace Goddard pero a su manera. Porque no posee la
brillantez en los diálogos de Tarantino pero si en la estructura de sus
historias y el detalle de ser el cine cocinado a fuego muy lento (invierte casi
una hora en la presentación de los personajes). Algo que recuerda poderosamente a “Los odiosos
ocho”, no solo por su extensa introducción sino por meter a sus personajes en
un lugar cerrado, como guiño al “whodunit” (quien lo hizo) como si de una novela
de Agatha Christie se tratase, donde nadie es quien dice ser, nadie es
totalmente bueno ni totalmente malo (bueno con excepciones). Pero concentrar la
intriga en un solo lugar precisaba de un especial cuidado de éste. Por lo
tanto, la ambientación del hotel (que ejerce de un personaje más) es excelente,
y en ello ayuda mucho la factura de la fotografía. Y además, el guion no tiene
desperdicio, permitiéndose tocar temas tan distintos como las enfermedades
degenerativas, el racismo y las sectas.
Interpretación: A Jeff Bridges no lo
voy a descubrir a estas alturas pero es que nuevamente esta magistral. No sé
muy bien si es el papel que le va como a un guante o si es él el que se ajusta
a él como un camaleón. Pero ojo a Chris Hemsworth que se destapa con un papel
(un caramelo) muy alejado de su imagen de héroe. Otra sorpresa ha sido la
cantante Cynthia Erivo, con un protagonismo del todo inesperado. Completan el
reparto muy correctamente Dakota Johnson (alejada de las garras de Grey pero no
de las de Hemsworth), John Hamm y Lewis Pullman (que recuerda al botones de
“Four rooms”, nuevo guiño a Tarantino).
Escena (spoiler): El prólogo es un mero
engaño, un “macguffin”, sobre si todo va a girar sobre lo que ocurre en él. No
es así, o no es totalmente así. Pero está relacionado con uno de los segmentos
más importantes del film que no es otro que el reparto de habitaciones. Ahí si
va a estar la clave de como van a desarrollarse los acontecimientos. Lo que
acontece en el pasillo tras los falsos espejos, ese “Gran Hermano”, recuerda a
la anterior película de Goddard, “La cabaña en el bosque”. Sin embargo, hay una
escena que nos ofrece desde tres puntos de vista consecutivos, la muerte de
John Hamm y que hace alusión a la secuencia del centro comercial de “Jackie
Brown”. Y el hecho de no mostrar nunca el contenido de la película es un claro
guiño al maletín de “Pulp Fiction”. Lo de la media hora final es un festival de
violencia y diálogos geniales. Es una ida de olla, si, pero una ida de olla
tremendamente disfrutable.
LO PEOR: Soy un amante de las películas que se
toman su tiempo pero quizá a Goddard se le vaya la mano en ese aspecto.
Fácilmente se le podrían recortar quince o veinte minutos. Ese excesivo metraje
habilita cierta irregularidad en la narración. Además, el guion se deja varios
cabos sueltos. Hay personajes que no se sabe muy bien que hacen ahí y tampoco
queda claro quien tiene interés en la existencia del hotel.
CITAS: “Éste no es un lugar para un sacerdote, debería
irse”. “Pueden
escoger una habitación en California o en Nevada”. “Hay partes de mí vida que mejor no
recordarlas”. “No
se inmiscuya”. “Es
el mal en persona”. “¿Creías
que podrías llevarte algo mío y no te encontraría?”.
REFERENCIAS: Hotel apartado de la
mano de dios, habitaciones separadas, personajes intrigantes y una enorme
tormenta. Podría ser la descripción de “Identidad” de James Mangold, que ya era
una especie de “Diez negritos” de Agatha Christie. Pero va más hacia el estilo
de Tarantino en “Los odiosos ocho”, incluso al de las historias de los Coen.
CONCLUSIÓN: 7’5. A medio camino
entre el cine de Tarantino (múltiples guiños) y las novelas de Agatha Christie,
y con los personajes cocinados a fuego lento.
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