Escenas Míticas: Musicales - Moulin Rouge

   Nunca había sido precisamente un admirador del género musical y tan solo me gustaba “Grease” por la simpatía que me producían sus personajes y por lo icónico de sus canciones. Acudí al cine a ver ésta por el compromiso de acompañar a una persona. Que sorpresa la mía que había pasado cuarto de hora del comienzo y ya tenía los ojos como platos. Gracias a esta película, miré el género de otra manera y hoy en día no me disgusta en absoluto.

   Reconozco que era el típico que cuando le preguntaban por una película musical daba la incongruente respuesta de “cantan mucho”. Lo sé, absurda también. Pero eso no ocurrió con este film. Los números musicales no me resultaban pesados sino fascinantes. Coreográficamente, no solo en cuanto a los bailes sino en cuanto a como se mueve la cámara, es una verdadera maravilla en cuanto a dinamismo y montaje. Es cierto que, abusando, en ocasiones, del efecto videoclip. Pero qué más da.

   El otro acierto fue tomar “prestadas” muchas canciones de cantantes y grupos tan consagrados como Police, Elton John, Madonna, Queen, Beatles, Whitney Houston, U2, Nirvana, entre otros. Y por si fuera poco, en varias de las versiones colaboraron estrellas como Christina Aguilera, David Bowie o José Feliciano. El buen gusto este fue uno de los ganchos más efectivos para meterse al publico en el bolsillo, incluso a los no aficionados al género, que involuntariamente nos veíamos tarareando los temas musicales.

   Personalmente, la considero una brutal renovación de la idea y el concepto de película musical muy, pero que muy alejados de los “West side story” o “Cantando bajo la lluvia”, que, con una propuesta sumamente arriesgada, pero tan innovadora y vibrante que convertía la pantalla en un espectáculo extasiante para los sentidos.

   No podía ser otro el artífice que el australiano Baz Luhrman, quien ya había debutado en el cine con un film de baile, muy pasional y cómico a la vez, con “El amor está en el aire” y se había atrevido con una modernizada y mega-estética versión de “Romeo y Julieta” pero con el texto original de la obra teatral de William Shakespeare. Sus dos siguientes películas, estando bien, no tuvieron el mismo relumbrón visual a “Moulin Rouge”, “Australia” y el remake de “El gran Gatsby”.

   Sin embargo, sus dos intentos fallidos de proyecto titánico, primero sobre Alejandro Magno, que se fue abajo cuando los productores no quisieron competir con la versión de Oliver Stone (que finalmente no fue ningún éxito ni de taquilla ni de crítica), y después con Cleopatra, supusieron un duro golpe para él. Y tras, “El gran Gatsby” en 2013, no ha vuelto a la gran pantalla.

   La historia está basada en la ópera prima de Verdi, “La traviata”. No fue la primera aproximación al “Moulin Rouge”. Ya las hubo en 1925,1928 y 1952. Por supuesto, muy alejados de la emocionante y pasional versión de Luhrman de la típica historia de amor, que incluso trataba con cierto sentido paródico, con bastantes toques humorísticos que a la vez también homenajeaban al cabaret.

   El reparto fue otro de los grandes aciertos de la película. Con dos sensacionales Ewan McGregor y, sobre todo, Nicole Kidman (que ganó el Globo de Oro y fue nominada al Oscar), que aportaron sus voces originales, las cuales me impresionaron especialmente. Y en los papeles secundarios Jim Broadbent (ganador ese año del Oscar a actor de reparto, pero por “Irish”), Richard Roxburgh (“Van Helsing”) y John Leguizamo. Contaba con varios cameos, como el de Kylie Minogue y la voz de Ozzy Osbourne.

   La Kidman no fue la única nominada y tuvo otras siete, concretamente por película, director, fotografía, montaje, maquillaje, sonido, vestuario y dirección artística. Solo logró los dos últimos, pero también es verdad que tuvo la mala suerte de tener que batirse con “Una mente maravillosa”. Las criticas fueron mayoritariamente positivas, aunque es cierto que las negativas fueron feroces. No obstante, en la taquilla fue un rotundo éxito. Costó 58 millones de dólares y recaudó 180.