AUTOR: David Lagencrantz (1962, Solna, Suecia). Publicación: Agosto de 2015. Género: novela policíaca y misterio. Conocido por ser el autor de “Yo soy Zlatan Ibrahimovic”. Retomó la saga “Millenium” tras la muerte de Stieg Larsson. Ésta es la cuarta entrega. También se ocupó de la quinta, “El hombre que perseguía su sombra”.
SINOPSIS: Mientras la revista Milenium pasa por uno de sus peores momentos,
Blomqvist recibe un mensaje en el que le dicen que tienen información muy
importante sobre Inteligencia Artificial que puede afectar al Servicio secreto
americano. Y puede ser la exclusiva necesaria para la revista. Mientras tanto,
Lisbeth participa en varios ataques hacker.
PERSONAJES: Lisbeth Salander;
se encuentra realizando ataques informáticos cuando se entromete en el caso de
Balder. Mikael Blomkvist; periodista
importante de la revista Millenium. Frans
Balder; ingeniero informático que guarda información muy peligrosa. August;
hijo autista de Balder, capaz de dibujar con precisión matemática.
LO MEJOR: Lo que marcó principalmente esta secuela es el cambio de
escritor. Recordemos que el mundo literario no es como el cinematográfico,
donde las secuelas pueden ser, y de hecho, muchas veces es así, dirigidas por
diferentes directores. En literatura la muerte de un escritor, como fue la del
autor de la trilogía Millenium, Stieg Larson, por un ataque al corazón en 2004,
también supone la muerte de la saga. Por eso, el gran mérito ha sido que ésta
sea un excepción. Y es justo destacar a David Lagencratz en la labor de
continuación con las claves marcadas por las anteriores tres entregas, con el
difícil papelón de suceder a Larsson y su sofisticado estilo de narración. Por
eso, Lagencratz venía con la lección bien aprendida, volviendo a bifurcar la
trama en varias vertientes temáticas. Por un lado nos propone un nuevo
argumento conspirativo donde centra la investigación típicamente policiaca. Y
por otro ahonda en el plano personal de su protagonista, Lisbeth Salander. Por
esa vía es por donde introduce importantes novedades y algunos giros realmente
sorprendentes (que el trailer de su adaptación cinematográfica ya se ha ocupado
de destripar a la primera de cambio). Sin embargo, aunque desde luego, Lisbeth
capta todo el foco de atención en la trilogía de Stieg Larsson, su tratamiento
era casi como el de un personaje secundario, en la obsesión del escritor
original por dosificar a su estrella. Cosa que no hace Lagencratz, dándole el
protagonismo absoluto.
LO
PEOR: Por desgracia, por mucho empeño que
ponga David Lagencratz en que el cambio sea lo menos traumático posible, se
echa en falta a Larsson. Especialmente en el brío narrativo que tenía este y el
dinamismo que le daba a la parte de la investigación, lo cual Lagencratz
intenta contrarrestar introduciendo más escenas de acción. Francamente no es lo
mismo.
CITAS: “Subestimé el
poder del oportunismo”. “Difícilmente podía considerarla amiga...A los amigos
uno los ve. Los amigos no desaparecen así como así”. “Tu mera existencia les
recuerda hasta qué punto se han vendido, y cuanto más te elogian, más mezquinos
se sienten”. “Nadie filtra información sin tener un motivo personal”. “A veces
es más fácil unir que separar”. “Un reportero nunca debe olvidar hacerse la
pregunta: ¿Por qué me cuentan eso?”. “Fue como la sensación que se produce
después de haber tenido un orgasmo con la pareja equivocada...”. “Ya se sabe:
cuando el dinero habla las palabras callan”. “Ojalá la felicidad se manifestara
con la misma intensidad que el dolor”. “Lo que caracteriza a una persona son
sus contradicciones”.
CONCLUSIONES: Aun
con cambio de escritor y todo, consigue ser una novela interesante, bastante
entretenida y con algunas novedades curiosas. No está al nivel de las de Stieg
Larsson (aun así, de éste, la mejor es la primera “los hombres que no amaban a
las mujeres”) pero logra enganchar. En base al aliciente de poder seguir
disfrutando de ese personajazo que es Lisbeth Salander. Su adaptación a la gran
pantalla corre a cargo de Fede Alvarez (“No respires”), con Claire Foy en el
papel principal, sucediendo a Noomi Rapace y Rooney Mara.
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