Después de
diversas resurrecciones, la muerte de Michael Myers en la sexta entrega se dio
por definitiva. Recordemos que en “Halloween H20” tuvo el final más shockeante
probablemente de toda la saga, cuando veinte años después Myers volvía para
enfrentarse a Laurie Strode (Jamie Lee Curtis) y en el duelo final de ambos,
ella decapitaba al, hasta ese instante, inmortal asesino.
Así que,
hasta el momento, cronológicamente, ese es el final de la saga. Porque la nueva
película sobre el personaje, “La noche de Halloween (2018)” es una secuela
alternativa, pero de la segunda parte. y la que hoy comentamos era una especie
de precuela y a la vez reboot. En la primera mitad se nos mostraba la
infancia de Michael Myers, pasando a su adolescencia ya recluido en un
sanatorio mental. Y la segunda mitad era una nueva versión de lo ocurrido en la
película original de 1978.
En esa
primera fase, Rob Zombie nos intenta explicar cual es el origen de ese instinto
homicida irrefrenable que tiene Myers, que tendría sus raíces en un hogar
desestructurado, con un desaprensivo padrastro, una madre stripper (y se intuye
que prostituta) y víctima del bullying escolar. Aunque si se aprecia un mal inherente
en su interior, con ese maltrato a los animales.
Pero el
hecho de querer mostrar una explicación más realista, de tipo psiquiátrico, le
valió a Zombie una buena ración de críticas, incluida la del propio John
Carpenter, quienes alegaban que entroncaba con la propia esencia del personaje,
que no era otra que la de que era la pura encarnación del mal, desde un ámbito
sobrenatural. Por eso lo de nunca mostrar su cara y tratarlo desde esa máscara
inexpresiva.
Sin embargo,
aquí Zombie nos muestra como el Michael niño ya tiene afición por las máscaras
en general y en uno de los diálogos con su madre le confiesa que es para
ocultar su fealdad, es decir, nuevamente un motivo psicológico, un complejo.
Decir, que la mascara que lleva habitualmente es la del capitán Kirk de “Star
Trek” que, en una de sus aventuras, tenían que hacer una escena en la que se
les derretían las caras. Se fabricaron unas máscaras de plástico para los
actores. Y se comercializaron en edición limitada para la de Kirk.
Personalmente,
considero a la película de lo mejor del “Universo Halloween” porque, al
contrario que otros directores que han pasado por la franquicia, Rob Zombie si
consiguió darle su toque personal. Además, corrió el riesgo de un planteamiento
valiente, totalmente diferente a lo visto anteriormente y que encima resultaba
mucho más brutal que otras entregas, con gran cantidad de sangre y violencia.
Para muestra un botón, el famoso asesinato de su hermana, aquí es triple y a
cuál más brutal.
Aportaba
varias cosas más, como el nexo familiar como hermanos, con Laurie Strode. Y nos
contaba con todo detalle la huida del centro psiquiátrico, que omitía en una
elipsis la película original de Carpenter. Y el caso es que la carrera
cinematográfica de Rob Zombie era relativamente corta, tan solo había empezado
cuatro años antes y solo llevaba dos películas por ese entonces, “La casa de
los mil cadáveres” y “Los renegados del diablo”.
El propio
Zombie dirigiría la secuela de esta “Halloween, el origen”, dando más rienda
suelta a su estilo personal pero que tuvo menos éxito. Después vendría la que
considero su mejor película, “The lords of Salem” y “31”. Para el año que viene
se espera “3 from hell”. El caso es que esta película, por mucha crítica de los
fans más recaltrizantes, de la prensa y de John Carpenter, tuvo un sobrado
éxito. Costó 15 millones y recaudó 80 en la taquilla, aun tenía tirón. Como
nuevamente se ha demostrado con la actual.
Por cierto,
que el reparto es bastante interesante. Figuran algunos nombres como guiño al
cine de terror de los ochenta, como Dee Wallace (“Cujo”, “Aullidos”), Sybil
Danning (habitualmente en la serie B, normalmente muy ligera de ropa), Brad
Dourif (“El muñeco diabólico”) o el propio Malcom McDowell como Doctor Loomis.
Incluso aparece Danny Trejo (“Machete”) y la señora Zombie, Sheri Moon, como
siempre mostrando también bastante piel. Quizá la menos convincente me pareció
la nueva Laurie, a cargo de Scout Tylor-Compton.
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