No se puede
decir que con ella empezó todo pero casi. Al menos sí comenzó ese subgénero
dentro de otro más amplio. Porque si bien el slasher ya había sido explotado y
bien explotado durante las décadas de los
70 y 80, en los noventa ya hacía tiempo que estaba de capa caída, incluso el
propio género del terror no pasaba por sus mejores momentos. Fue “Scream” quien
le dio una nuevo empujón, redefiniendo y reinventando el slasher y, regenerando
el cine de terror comercial.
Es por ésto que
se convirtió en un clásico casi de forma instantánea y gran referencia para el
cine de terror teen, al cual le salieron
una legión de imitaciones, variando líneas argumentales pero copiando
descaradamente un modelo que, la verdad sea dicha, tampoco inventaba realmente
nada pues ya habían sobrados ejemplos en décadas anteriores. Pero al César lo
que es del César. ”Scream” volvió a ponerlos de moda.
Para ello se valía
de una leyenda urbana, no considerada en sí misma como tal pero que representaba
uno de los miedos más terroríficos que se podían sentir que es que te llame un
extraño, que incluso mantengas una conversación con él pero que en algún
momento de ésta, el interlocutor introdujera un dato que daba a entender
que de alguna manera te estaba viendo en
ese preciso instante.
Cuantas bromas
pesadas se habrán sostenido con este barato recurso y que tan bien funcionaban
en películas como “Scream” o “Cuando llama un extraño” (no el remake, ya decía
que no se había inventado nada). Pero es que la verdad es que tampoco lo
pretendía ni engañaba a nadie. De hecho, el film es un continuo homenaje al
cine de terror de asesinos slasher de los 70, aquellas siempre con mascara como
Leatherface, Jason Voorhees o Michael Myers, a quienes hacen referencia en Ghostface.
Pero al mismo
tiempo introducían significativas referencias en el perfil del asesino. Y no
eran los únicos guiños, se hacen constantes alusiones a las sagas de
“Halloween” “Viernes 13” y “Pesadilla en Elm Street” (aquí Wes Craven se autohomenajea).
Pero sin duda, la más clara era la escena del prólogo. Una secuencia magistral
de suspense donde la estrella más renombrada del reparto, quizá la que todos creíamos
que sería la protagonista por ello precisamente, Drew Barrymore, moría al principio.
Justo la sorpresa que dio Hitchcock en “Psicosis” matando anticipadamente a su
estrella, Janet Leigh.
Pero es cierto
que se introducían variantes como la de descubrir al asesino al final, creando
una intriga añadida a lo Agatha Christie (salvando las distancias). Y era
bastante más violenta y sangrienta de lo que se terciaba por esos años, pues no habían llegado aún las sagas de “Saw”
y “Hostel” para dejarla en pañales. Aunque su gran acierto es ser perfectamente
consciente de sus tópicos y ser capaz de utilizarlos para la autoparodia. Incluso
hay un personaje que llega a enumerar las reglas para sobrevivir en un slasher:
nada de sexo, nada de alcohol y
drogas, y nunca irse diciendo “ahora
vuelvo”.
Al mando del
asunto, el guionista Kevin Williamson, quien se especializó en películas de
este corte como en “Sé lo que hicisteis el último verano” o “Secuestrando a la Srta.
Tingle”. O series también con toque de terror o asesinatos como “Crónicas vampíricas”
y “The following”. Y el mítico, ya desaparecido, Wes Craven, al que le deben títulos de culto del género
de terror como “La última casa a la izquierda”, “Las colinas tienen ojos” “La serpiente
y el arcoíris” o “El sótano del miedo”.
Pero sobre todo, por crear a uno de los asesinos slasher más populares del género,
Freddy Kruegger.
Craven
recuperaba la figura de la “Scream queen”, que como decíamos antes,
contrariamente a lo previsible, no fue Drew Barrymore (aunque en su breve
estancia en pantalla grita pero bien) sino Neve Campbell (“Juegos salvajes”).
Acompañados de David Arquette (sí, hermano de las actrices Rosanna y Patricia
Arquette), Courteney Cox ( Mónica en “Friends”, que fue pareja hasta 2012 de
David Arquette), Rose McGowan (“Planet terror” y una de las primeras en
denunciar abusos sexuales en el mundo del cine) y Liev Schreiber (“Ray
Donovan”).
Para una
película de este tipo, las críticas fueron aceptablemente positivas y al público
le encantó esta propuesta de renovación del género. Costó solo 15 millones de dólares y recaudó 173 en taquilla. Hasta
la fecha, ha tenido tres secuelas más,
casi con los mismos protagonistas, y una serie. Incluso fue parodiada como
inicio de otra saga que parodiaba películas de terror, “Scary Movie”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario