No es descubrir la pólvora precisamente que fue Steven Spielberg quien redefinió las bases de los monster-movies en combinación con el terror con su magistral “Tiburón” y colocó los escualos en el número 1 de animales más amenazadores para la especie humana en el cine. Por desgracia también creó un desaforado pánico en la realidad.
Sin embargo, no son muchas, más bien lo contrario, las buenas muestras de películas con los tiburones como protagonistas. Si exceptuamos las propias secuelas del film de Spielberg, de las cuales, tan solo la segunda parte me parece aceptable, no hay mucho donde elegir. Si hay alguna con un buen entretenimiento más cercano al género de acción que al terror, como “Deep blue sea”. Y luego toda la retahíla de engendros de la productora “Asylum” con la exitosa “Sharknado” a la cabeza.
Es por eso que considero “Infierno azul” una de las mejores muestras de cine de escualos en mucho tiempo. Una película que no engaña en su humilde pretensión de entretener meramente. Un digno ejercicio de suspense minimalista más que un modelo blockbuster, que se acerca sin complejos más a la serie B.
Es por ello que la veo más próxima a peripecias independientes del estilo “Open water” o “El arrecife” que de la propia “Tiburón”. Aunque si comparte algunos rasgos con ella, como es el acierto de la dosificación en la exposición del escualo en pantalla. O la coherencia de la trama, con reacciones lógicas y nada forzadas, donde el animal no sabe latín ni nada por el estilo y se comporta como lo que es.
Una de las gratificantes sorpresas de la película es el protagonismo casi exclusivo de Blake Lively. A priori no me parecía una actriz con demasiado talento. Pero rectificar es de sabios y he de reconocer que realiza un trabajo más que convincente, tanto en la faceta física más puramente survival que exige el argumento como en la de transmitir emociones, teniendo en cuenta las pocas líneas de dialogo con las que cuenta el personaje.
No hay que olvidar que Lively permanece en pantalla sin prácticamente ningún acompañamiento humano, y el que hay, en el cual participa levemente el español Oscar Jaenada, es meramente testimonial. Algo similar al papel de James Franco en “127 horas”.
Otro dato
importante es que el primer director pensado fue Louis Leterrier, con un perfil
más claramente de acción con títulos como “El increíble Hulk” o “Transporter”.
Pero el director francés declinó la oferta que finalmente recayó en las manos
del español Jaume Collet-Serra, mucho más adecuado para el suspense, como
buena muestra de ello es “La huérfana”.
El caso es que
la inversión en el proyecto fue de tan solo 17 millones de dólares, obteniendo
en taquilla la jugosa cantidad de 116, por lo que el negocio salió sumamente
rentable.
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