Escenas Míticas: Dinosaurios - Hace un millón de años

 

 

    Con la excusa del estreno de "Parque Jurásico" en formato 3D se me ha ocurrido dedicar el especial de "Escenas Míticas" de este mes al tema de los dinosaurios. Así que veremos, claro está, los dinos de Spielberg pero también haremos un repaso por algunos títulos más "prehistóricos" relacionados con esta temática.

 

 

 

   Un truco muy socorrido y bastante habitual era recurrir a animales existentes en la actualidad. Se representaban aumentados de tamaño y superpuestos sobre las imágenes de la película. Daban a entender  que en esos tiempos cualquier criatura tenía unas dimensiones gigantescas. Esta iguana no fue el único ejemplo, también se puede ver una tarántula tremenda y una megatortuga. No era el rigor científico el fuerte de estas películas.

 

 

 

    Como tampoco lo era el histórico. Todo el mundo sabe que el hombre no llegó a coincidir jamás con los dinosaurios y que hay bastantes millones de años de diferencia entre las dos especies. Cosa que no fue un problema para los productores del film, cuyo único objetivo era mostrar a estos animalitos para satisfacer al respetable.

 

 

 

    Por alguna razón desconocida, este enfrentamiento se convirtió en uno de los más recurrentes en esta clase de películas. Se trata de la lucha entre un triceratops y un tiranosaurus. Aunque si nos ponemos específicos éste último no era exactamente eso, pero bueno, valió. El caso es que en las tiendas de juguetes estos dos bichos eran de lo más normal. De hecho, yo los tuve (igual hasta los sigo teniendo).

 

 

    Sería prácticamente un crimen no hacer alusión al gran Ray Harryhausen, un técnico en efectos visuales que ya había dado muestras de su talento en otros títulos como "El gran gorila" (1949), "La isla misteriosa" (1961) y  "Jason y los argonautas" (1963). Y volvería a hacerlo tras ésta que nos ocupa en "El valle de Gwangi" y "Furia de titanes". No hace falta decir que fue el padre del "stop motion", una técnica de animación muy artística y sumamente laboriosa con la que conseguía resultados sorprendentes.

 



 

  

   Y no, no me voy a quedar sin comentar nada de Raquel Welch. Sin duda, uno de los descarados atractivos de este subgénero era el intencionado tono erótico de las indumentarias de los personajes. Esa imagen del bikini de piel que llevaba la actriz,  que también fuera una de las chicas Bond  más recordadas y que se convirtió en un sex-symbol tras este film, ha pasado a la historia del cine y que es reconocible incluso para los que no han visto esta película.

  Solo añadiré que, en su momento, fue el éxito más sonado de la factoría Hammer, lo que ya es decir mucho.