Lo que abría posibilidades argumentales. Cómo establecer nexos, no literales, entre la menstruación y las fases lunares. No es casualidad que una de las protagonistas sea atacada por un hombre lobo justo el primer día que le viene la regla. Es una manera de establecer una metáfora sobre la pubertad y el despertar sexual.
Por cierto, curiosamente en todas las películas sobre hombres lobo, casi nunca los mencionan. Me refiero a las que están situadas en la actualidad. Pasa como con los vampiros. Cómo se consideran leyendas, supersticiones o ficción, nadie los menciona como algo posible. Sin embargo, aquí desde un principio son conscientes que el ataque viene por parte de un licántropo.
La película tuvo muchas dificultades para llevarse a cabo y estuvo a punto de no hacerlo. Fundamentalmente debido a que acababa de producirse la masacre de Columbine, y no se consideraba muy acertado hacer una película que contuviera violencia entre adolescentes. Aunque finalmente se hizo, sobre todo, porque la producción era canadiense y no estadounidense.
La verdad es que le echaron bastantes narices porque precisamente las dos protagonistas, Ginger y Brigitte, las Fitzgerald (como se las conoce), representan a dos hermanas con perfiles psicológicos claramente psicopáticos. Constantemente están hablando de muerte y de lo que odian al resto de los demás, su madre incluida. Buena muestra de ello son los créditos iniciales, donde se hacen fotos a sí mismas en múltiples versiones de suicidios, recreando como serían encontradas, tirando de gore si es preciso.
Hablamos de sus referencias. Su director, John Fawcett, que a parte de esta película solo tiene una de cierto nombre, “The dark”, y poco más, afirmaba que la película era una especie de cruce entre “Criaturas celestiales”, de Peter Jackson, y “La mosca”, de David Cronenberg. Esto último queda bastante patente en la transformación que sufre Ginger, que al contrario que en otras películas, es progresiva.
A su vez sirvió de inspiración para la película francesa que en España se llamó “Crudo”, con bastantes nexos de unión, sobre dos hermanas, también de esa misma edad, más o menos, que les daba por el canibalismo, y que también se saltaba unas cuantas convencionalismos del género, a parte de vincular esta macabra “afición” también con el despertar sexual.
Para el papel de Ginger se pensó en Natasha Lyonne y después en Sarah Polley, pero ambas lo rechazaron, así que se optó por alguna más desconocida pero con potencial para lanzarla como estrella, y esta fue Katharine Isabelle. Sin embargo, se llevó más reconocimiento su coprotagonista, Emily Perkins (la Beverly niña de “It” de 1990). Pero ambas se las recuerda precisamente por esta película, no más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario