Últimamente no se prodigaba mucho el subgénero de hombres lobo pero parece que está de vuelta. En el mes de diciembre ha habido un par de películas aunque han pasado prácticamente de forma inadvertida. No creo que lo haga el motivo por el que vamos a hacer este ciclo, el estreno del “Hombre lobo”, de Leigh Whannell, que ya actualizó otro clásico en su anterior película, “El hombre invisible”. Y si además, esta Julia Garner, pues mucho mejor.
Según la mitología y el folclore, un licántropo es un hombre que se convierte en lobo, básicamente. Es una criatura legendaria presente en muchas culturas y cuyas reglas divergen de unas a otras, aunque hay una en la que parecen coincidir, la transformación se da en noches de luna llena. Bueno, pues el guionista del asunto no debió pensar lo mismo porque sus hombres lobo se transforman a voluntad.
John Sayles comenzó como guionista, de la mano de Roger Corman, con productos muy de serie B y con monstruos de por medio, como “Los siete magníficos del espacio”, “La bestia bajo el asfalto” o “Piraña”, donde conoció a Joe Dante, que le embarcó en otra película de serie B con monstruos, esta “Aullidos”.
Ya en su primera película, “Esos locos del cine”, Dante parodiaba el cine de serie B, en el cual se movió temáticamente en su carrera, como con las citadas “Piraña” y “Aullidos” o “Exploradores”, aunque luego contara con el respaldo de gente tan importante en el cine como Steven Spielberg. De hecho, esta película y la de las pirañas, que era una emulación de su “Tiburón”, fueron el motivo por el que el rey Midas eligió a Dante para dirigir “Gremlins”.
Curiosamente, el primer director elegido para esta película fue John Landis, que a la postre lo sería para su rival aquel año, pues en 1981, se estrenaron con pocos meses de diferencia, esta y “Un hombre lobo americano en Londres”, aunque esta más con un tono de comedia de terror. Este aspecto siempre ha provocado una inevitable comparación entre estos dos títulos.
Basada, aunque muy libremente, en la novela homónima de Gary Brandner, esta también iba a ser bastante cómica. Sin embargo, la película tuvo un tono bastante más serio y terrorífico, aunque también se detectaba el sarcasmo y la historia. Prueba de ello es precisamente su escena final, con ese perrito en el que se convierte la periodista.
Tuvo mayoritariamente críticas positivas y comercialmente fue un excelente negocio. Tan solo costó un millón y medio de dólares y recaudó 18 en taquilla. Hasta ahora ha tenido siete secuelas, ninguna de ellas dirigidas por Joe Dante, y de bastante baja calidad. Hace unos años se confirmó que Andy Muschietti, cuando estrenó “It, parte 2” dirigiría el remake de la primera pero eso parece que, de momento, no pasará. El director argentino ha sido seleccionado por James Gunn para dirigir una película de Batman, “The Brave ande the Bold”.
Los guiños a la serie B también fueron en forma de cameos, como la del propio Roger Corman o el de Lon Chaney Jr., uno de los primeros hombres lobos del cine, concretamente de la película de 1941. Por no decir, una de las “scream queen” de la época, a la que muchos recordarán por “ET, el extraterrestre”, Dee Wallace, pero que era habitual de títulos como “Las colinas tienen ojos”, “Critters” o “Cujo”. En el reparto estaba un fijo como secundario en la filmografía de Dante, Dick Miller.
Para la recreación de los licántropos, de nuevo nos tenemos que remitir a su competidora, “Un hombre lobo americano en Londres”, pues el encargado del maquillaje, el ahora mítico, Rick Baker, dejó la película para irse a aquella, dejando a cargo a su mano derecha, Rob Bottin, que realizó un gran trabajo. Suya fue la idea de las bolsas de aire en las transformaciones. Por cierto, unos lobos con las orejas más grandes del cine.
Sin embargo, todavía no existía la categoría de maquillaje en los Oscars y no pudo ser recompensado con el premio. Maquillaje que tardaban hasta seis horas en aplicar. Por cierto, como curiosidad, es la primera película en la que una mujer se convierte en lobo. Dos, de hecho, la propia Dee Wallace y Elizabeth Brooks.
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