jueves, 4 de julio de 2024

Microcríticas Express: Cualquiera menos tú/Wonka/El club de las luchadoras

 



   Hacía tiempo que una comedia romántica no tenía tanto éxito en taquilla (alrededor de 200 millones de dólares de recaudación), aunque en cuanto a la crítica ha estado más bien dividida. Pero no voy a mentir, lo que me atrajo es que la protagonista era Sydney Sweeney, que me parece uno de los talentos actuales en alza. Que además, exhibe poderío físico sin complejos, al igual que su compañero, Glen Powell. Su muy buena química es uno de los aciertos de la película. Otro de ellos es intentar salirse de los tópicos de esta clase de películas. Digo intentar porque no lo llega a conseguir. Sigue cumpliendo religiosamente con todos los tópicos del género y queda demostrado en lo predecible de su resolución. Pero si logra darle otro tono, uno más gamberro de lo habitual y lo mantiene durante bastante tiempo, a base de chistes picantes y bastante mala leche. Y no es nada pastelosa, todo lo contrario diría yo, al menos hasta su último acto. La pena es que no se haya atrevido a ir hasta el final con esa propuesta. No obstante tengo que reconocer que me ha entretenido, gracias a un muy buen ritmo, a ese juego de peleas que funciona durante la mayoría del tiempo. En resumidas cuentas, me ha parecido divertida, sin llegar a ser nada nuevo ni lograr ser tan diferente como pretende, pero entiendo que haya enganchado a mucha gente. 6’5.


   Sorprendentemente me ha gustado y bastante, algo totalmente inesperado. Porque me ha resultado muy entretenida y más divertida, manejando el ritmo perfectamente a pesar de que claramente le sobren canciones. Cambia el tercio absolutamente respecto a la película de Tim Burton, “Charlie y la fábrica de chocolate”, de la cual esta es precuela y a la cual esta supera, en mi opinión. Aunque dudo que Roald Dahl aprobara esta versión del personaje de Willie Wonka, al cual, independiente de todo ello, creo que Timothee Chalamet interpreta magníficamente, superando a Johnny Depp y me atrevería decir que a Gene Wilder. Porque Chalamet es la película. Aunque tenga un buen reparto, un diseño de producción espectacular, lleno de colorido, y algunos números musicales bastante buenos, es Chalamet quien mantiene todo en lo alto. Una película que, como buen producto navideño, derrocha optimismo por todas partes, que está destinada al consumo de toda la familia, pero que tiene detalles muy curiosos en el guion. Como el emparentamiento que hace del chocolate con la droga, tanto como adicción como por las disputas de su venta. Además, acierta en cuanto a la inclusión del tema de la magia en la historia. Eso si, Hugh Grant estaba pidiendo a gritos que se le sacara más rendimiento. Pero bueno, yo me lo he pasado bien y no lo esperaba. 7.


   Lo confieso, me gustan las películas de institutos y demás. No sabría muy bien explicar porque, porque ya hace varias décadas (dejémoslo ahí) desde que fui estudiante, así que no es por eso. Además es que me gustan específicamente las americanas. No sé, me parto con sus topicazos, que no tienen inconveniente en repetir una y otra vez. Pero es que esta además si se sale de la norma por su poca vergüenza y su gamberrismo. De hecho, no deja títere con cabeza porque machaca sin compasión los estereotipos masculinos (jugadores de fútbol como héroes y tal) a la vez que se burla del falso feminismo. De hecho, la trama consiste en que las chicas menos populares del instituto montan un club de autodefensa con la excusa de empoderarse como mujeres cuando lo que realmente quieren es ligar con las guapas a las que normalmente no tienen acceso. El caso es que allí se van a darse de leches en sus ratos libres y sinceramente resulta muy divertido. Porque además no escatiman en absoluto en cuanto a violencia ni esconden sus referencias a la película de David Fincher, “El club de la lucha”. Es comedia pero desde la sátira, aunque en ocasiones puede llegar a ser delirante. Como la última media hora que ya se convierte en una ida de olla a la que nadie debería querer buscarle un atisbo de realismo, solo dejarse llevar por la diversión. 6’5.

martes, 2 de julio de 2024

Escenas Míticas: Catástrofes naturales - Terremoto

 


   A mediados de este mes se estrena la secuela, que más bien parece un reboot, de la noventera “Twister”, de Jan de Bont, y que nos sirve para meternos de lleno en el subgénero del cine de catástrofes. Nos centraremos precisamente las películas de catástrofes naturales y no en las generadas por accidentes y demás.




   Como era “El coloso en llamas”, que se estrenó el mismo año que esta “Terremoto” y que juntas confirmaban el tirón que tenía el cine de catástrofes entre el público, como anteriormente, en 1971, había ya apuntado “Aeropuerto”. Ambas, se colocaron como primera (Coloso) y cuarta en la taquilla de 1974. “Terremoto” costó sólo 7 millones de dólares y recaudó nada menos que 80 en taquilla.



   Lo cual provocó una avalancha de películas posteriores sobre estos temas. Aunque la inspiración para hacer esta película surgió tras el terremoto real de 1971, en Los Ángeles también como en la película, pero en el área de San Fernando. Además, tenía ecos del clásico “San Francisco” que tocaba el terremoto de 1906, que arrasó la ciudad.



   Dirigía el veterano Mark Robson, cuyas mejores películas se remontaban a varias décadas atrás, con títulos como “La mujer pantera”, “El cuarto mandamiento”, “Yo anduve con un zombie” o “Más dura será la caída”. “Terremoto” fue su penúltima película y cuatro años después de su estreno, fallecía mientras rodaba “El tren de los espías”.



   Inicialmente se contó para el guion con el recientemente oscarizado en ese apartado, Mario Puzo, por “El padrino”. Sin embargo, pronto tuvo que abandonar este proyecto para escribir el guion de “El padrino 2”, al cual estaba obligado por contrato y para el que le reclamaba Coppola, no obstante, su trabajo sirvió de base para el guion que continuó George Fox.



   Pero en esta película sobre todo hay que hablar de sus efectos especiales, que incluso hoy no han quedado demasiado envejecidos, apoyados principalmente en las maquetas y las miniaturas, pues evidentemente había numerosas secuencias de destrucción de edificios que podían haber sido muy costosas. Que se rodaron con unas cámaras especiales llamadas Shaker Mount, que reproducían los temblores de los terremotos.



   Todo bajo la tutela de Benjamin Rosella, responsable de la misma parcela en películas como “El coloso en llamas” y “King Kong”(1976), aunque esta fue posterior. El resultado fue tan bueno que se creó una categoría que no existía hasta el momento en los Oscars y que se consideró como especial ese año, los efectos especiales. También ganó el mejor sonido.



   Y de sonido también hay que hablar. La película se estrenó en varios cines con un sistema creado específicamente para ello que llamaron Sensorround, y que consistía en emitir unas ondas con las que el público notara las vibraciones de los temblores de tierra y hacer así la experiencia más inmersiva para el espectador.



   No estuvo exenta de controversia esta medida porque provocó algunos desperfectos en los teatros en los que se utilizó, creando grietas en el yeso de los techos. Se llegaron a colocar redes de seguridad por si caían trozos de él. Además, incluso hay documentadas hemorragias nasales en algunos espectadores, e incluso rotura de cristales. Por lo que se desaconsejó su uso. Aún así se utilizó con otras películas, como "La batalla de Midway", "Montaña rusa" y el primer episodio de la serie "Battlestar Galactica".



   Como venía ya siendo habitual en esta clase de películas, el reparto estaba plagado de nombres conocidos, incluso de algunas estrellas, como Charlton Heston o Ava Gardner (aunque solo sale once minutos), a los que acompañaron Genevieve Bujold, George Kennedy, Lorne Green, Richard Roundtree, Walter Matthau y Victoria Principal.



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