Lo
digo ya de antemano, no pienso hablar de nada que no sea
estrictamente lo cinematográfico. Me importan tres narices las
polémicas de las actrices, los calificativos de las hordas de haters
y cualquier cosa que no sea hablar de la película. La cual he visto
para hacer justamente lo contrario que la más amplia mayoría de los
“opinadores”, es decir, hablar con propiedad, opinar habiéndola
visto. Porque ni me fío de las notas que se ponen en ciertas webs de
cine ni de las corrientes apaleadoras de las redes sociales, a cual
más tóxica. Así que, voy a lo que voy. Que me hace bastante
gracia que se dijera que era el primer live action del cuento de
“Blancanieves” cuando hay varias adaptaciones anteriores. Y ¿Qué me ha parecido? Pues muy flojita, porque al menos me esperaba un buen
espectáculo visual, con un gran despliegue de decorados, vestuarios
y demás aspectos de la dirección artística. Pero es que es
prácticamente todo CGI y no precisamente del mejor. ¿Para que hacer
un live action que es casi por entero digital? Hasta los enanos, que
me parece este uno de los aspectos más sonrrojantes. Me han sacado
constantemente de la película. He sido incapaz de creérmelos. Más
allá de la decisión, absurda para mí, de recrearlos por ordenador,
para colmo es que resulta que hay uno que si es real, con lo cual la
comparación hace que se note todavía más la imagen de los otros.
Que alguien me explique porque se ha tomado esta decisión. También
esperaba algo más de la dirección de Marc Webb (“The Amazing
Spiderman”), pues no, porque es tremendamente plana. El camino a seguir era
el de “Wicked”, pero tampoco. Ahora que pretender cargarle el
muerto a Rachel Zegler, que le pese a quien le pese, tiene una voz
preciosa, un gran talento musical y, aunque no sea Gal Gadot, es muy bella, es más absurdo
todavía. De todos modos, en Blancanieves, la belleza nunca ha sido
literal, sino metafórica, que tiene narices tener que explicar esto
a estas alturas del cuento. 5.
No
voy a entrar en si era necesaria o no. De nuevo, voy a juzgar la
película de la forma más objetiva posible. ¿Qué es explotación
pura y dura? Oh vaya, pues menuda sorpresa es que hayan
hecho lo que se lleva haciendo toda la vida en el cine y que,
recordemos, sigue pasando bajo nuestra más entera complicidad.
Porque esta película se ha calzado más de setecientos millones de
dólares gracias a que nosotros compramos las entradas para verla, lo
que les da pie a seguir ordeñando la vaca mientras dé síntomas de
seguir teniendo leche. No obstante, si que tiene críticas bastante negativas por parte de la prensa y la verdad es que no lo entiendo
mucho. A mí me parece que la película está bien. Se retrotrae en
el tiempo yendo hacia atrás en la historia de “El Rey León”, en
una precuela que pone como protagonista al padre de este, Mufasa,
tomando como tema más destacado el origen de su enfrentamiento con
Scar. Esto habrá quien le resulte más o menos interesante, pero al
menos es un tema que se trata de forma seria. Porque el director,
Barry Jenkins, autor de películas de corte mucho más independiente, como “Moonlight” o “Aftersun”, ha intentado darle cierto
empaque dramático incidiendo en el tema de los roles familiares como
motivación del conflicto. Y creo que esto no lo hace mal. Además,
visualmente es una puñetera maravilla. Es impresionante lo que están
consiguiendo con la animación digital en cuanto a la recreación de
animales pero sobre todo de sus movimientos. Porque ojo a las peleas
entre ellos. Todavía no estamos en el nivel de realismo en el cual
nos olvidamos de que son digitales pero se van acercando muy
rápidamente. Así que bueno, sin parecerme nada que haya ido más
allá de lo previsible, me ha resultado mejor de lo que la crítica
decía. 6’5.
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