Basada
en el primer libro de la trilogía de Liu Cixin, “El recuerdo del
pasado de la tierra”. Se ha especulado con la cancelación de la
serie porque aunque ha tenido buenas críticas y datos de audiencia
bastante positivos, el alto coste por episodio la ponían en peligro.
Parece ser que han asegurado que van a continuar la historia, y por
tanto, lo que cuentan los dos siguientes libros, pero quizá lo hagan
de forma abreviada y no como querían sus guionistas, David Benioff y
D.B.Weiss, en tres o cuatro temporadas. Pero bueno, al menos no la
van a dejar colgada como suele hacer Netflix, porque la verdad es que
queda muy abierta la primera. Y es que medios se nota que tiene
bastantes y bien que lo hace notar en forma de efectos especiales
porque visualmente es impresionante en muchas ocasiones. Ya sea por
su recreaciones tipo videojuego como por determinadas imágenes
durante su desarrollo. No obstante, no es para nada una serie en la
que prime lo visual, sino que está cargada de misterio y gran parte
de él con mucha carga científica. Y lo mejor, tratada de
forma seria, porque podría considerarse una variante intelectual de
una invasión extraterrestre. Me ha resultado interesante aunque creo
que le falta algo de chispa narrativa, si algo se le puede echar en
cara es la frialdad en la narración. Pero vamos, que la seguiré.
Por cierto, tiene una de las secuencias más brutales que he visto
este año en televisión, deja en pañales al prólogo de “Barco
fantasma”. 7.
Se
la ha comparado hasta la saciedad con “El juego del calamar” y yo
personalmente creo que son propuestas bastante distintas. Si comparten
paralelismos en la premisa de juntar a una serie de personajes en un
escenario y hacerlos pelear por una sustanciosa cantidad de dinero.
Pero va más por el camino de películas como “El experimento”,
“El hoyo” o una menos conocida que me ha recordado bastante,
“High rise”. En cualquier caso, la crítica no solo la ha
comparado con “el calamar” sino que además la ha puesto por
debajo de ella cuando yo pienso que es completamente al revés. Por
una sencilla razón, esta va mucho más allá en lo psicológico. La
otra me creaba el morbo de los juegos y era muy adictiva pero es que
esta me ha resultado muy incómoda en ocasiones. Porque a parte de su
evidente crítica social de una sistema diseñado para que los ricos
sigan siendo ricos y los pobres sigan siendo pobres, colocando en
pantalla a tan solo ocho personajes, que representan estereotipos
bastante claros, es que los somete a una degradación progresiva, a
veces jugando peligrosamente con la pornografía del sufrimiento,
cayendo en una espiral de violencia in crescendo, no demasiado
explícita pero si bastante retorcida. Así que si, me parece mejor
que “El juego del calamar” y también que “Alice en
Borderland”. Al parecer puede haber una segunda temporada, aunque
no es necesaria, queda perfectamente cerrada. 7’5.
Basada
en el caso real de Richard Gadd, quien dirige, escribe y protagoniza
su propia historia, tratada en clave de comedia negra pero de
trasfondo muy dramático. Es más, me ha incomodado en muchas
ocasiones. En parte porque cualquiera que haya sufrido alguna clase
de acoso, sea hombre (porque en parte reivindica el hecho de que los
hombres también sufren esta situación) o mujer, y cuando te pones a
hablar de este tema con gente te das cuenta de que hay muchas
personas que lo llevan en secreto, empatizará forzosamente con el
protagonista. Pero es que también, y aquí viene lo interesante,
puedes empatizar con la acosadora. Si, puedes compadecerte de ella y
comprender todavía más al acosado. No obstante, hay que recalcar
que no es un caso de acoso común porque intervienen situaciones
importantes del pasado del personaje principal que no voy a revelar
pero que son bastante chungas, que pueden explicar la fascinación y
dependencia de su propia agresora. Es decir, también está hablando
de la autoestima, la necesidad de tener la atención de alguien.
Pero, sobre todo, habla de dos personas rotas (diría que alguna más) que
manifiestan esa descomposición personal a través de comportamientos
totalmente tóxicos. Las interpretaciones son buenísimas. Gadd, por
supuesto, pero es que Jessica Gunning debería llevarse algún
premio. Y ojo a Nava Mau. Miniserie de siete episodios de media hora
que prácticamente te puedes ver de un tirón. Te remueve, te
aterroriza e incluso te divierte, por muy contradictorio que parezca.
8.
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