Aunque
en su momento polarizara a la crítica, la cual se debatía entre
satanizar sus abusos de la violencia y cuestionar su mensaje, y su
particular estilo efectista de dirección, hoy es indiscutiblemente un título
de culto. No solo eso, está considerada una de las mejores (si no la
mejor) películas de la propia filmografía de su director, David
Fincher, lo cual no es poca cosa ya, y una de las películas más
destacadas de la década de los noventa.
Tanto
es así que su huella en la cultura pop es tan imborrable que para un
aficionado al cine, hay varias fases de su guion perfectamente
reconocibles, como: “La primera regla del club de la lucha es no
hablar del club de la lucha”, “Me has conocido en un momento
extraño de mi vida” o “Somos la mierda cantante y danzante del
mundo”, entre otras.
Pero
es verdad que en un principio no les gustó ni a los propios
productores de la película, quienes se temieron un posible fracaso
de taquilla y cambiaron el enfoque de su promoción en cuanto a gasto
publicitario. No les faltó razón, la película costó 63 millones
de dólares y tan solo recaudó 100 en salas de cine. No es un
fracaso en toda regla pero si una cifra baja teniendo en cuenta las
expectativas.
El
problema principal radicaba en su violencia, explícita la mayoría
de las veces. Además, se la acusó de hacer apología del
terrorismo. Nada más lejos de las intenciones de Fincher, quién
pretendía con esa violencia hacer una metáfora del conflicto creado
entre las generaciones jóvenes y el sistema de valores de la
publicidad. No quedaba ahí la cosa, se hacía un ataque al fascismo,
representando en el protagonista, quien guía a un grupo de acérrimos
seguidores a cometer diversos delitos sin atisbo de cuestionarlos.
Y hay más, a parte de darle un tono oscuro a la trama,
Fincher aplicó matices de tipo homoerótico presentes en la novela de
la que parte de la historia. Además de señalar varias marcas de
renombre como Gucci, Calvin Klein, Ikea o Volkswagen como iconos del
materialismo y del consumismo de la sociedad. “Lo que posees
acabará poseyéndote”.
La
novela homónima fue escrita por Chuck Palahniuk, que reconocía que
la había hecho con la intención de perturbar tanto al lector como
para que la rechazara. De hecho, le sorprendió que se la quisieran
publicar. Aunque no tuvo muchas ventas. Fue su adaptación al cine lo
que le abrió nuevos horizontes. Fincher fue bastante fiel aunque
cambió el final.
No
obstante, se inspiró en dos películas: “El graduado” y “Rebelde
sin causa”, en cuanto a que su Tyler Durden es producto de la
evolución del Dustin Hoffman de la primera a el James Dean de la
segunda. Un Tyler Durden del que subliminalmente se introducen varios
fotogramas prácticamente imperceptibles antes de la aparición del
personaje en la trama. No de forma arbitraria precisamente, lo que
daba ya una pista de que se estaba creando en la mente del
protagonista.
Un
protagonista para el que se pensó en nombres como Matt Damon o Sean
Penn pero que finalmente acabó en Edward Norton por empeño de
Fincher. El papel de Durden pudo ir para Russell Crowe pero lo
rechazó en favor de un Brad Pitt que compuso uno de los personajes
más icónicos de su carrera. Ambos, Norton y Pitt, tomaron clases de
boxeo y taekwondo, y producto del realismo de las peleas en el
rodaje, se rompieron pulgares y costillas, e incluso sufrieron alguna
conmoción craneal.
Completa
el trío principal Helena Bohan Carter, para una Marla para la que
fueron consideradas actrices como Courtney Love, Winona Ryder o Reese
Witherspoon. Tuvo que fumar tanto que tras el rodaje le presentó a David Fincher una radiografía de sus pulmones que demostraba una bronquitis que le costó seis meses curar. También participan en la película el cantante Meat Loaf y Jared Leto.
Para sentarse en la silla de director se pensó en nombres como Peter Jackson, Bryan Singer o Danny Boyle, pero fue Fincher el elegido, también por su propia insistencia e interés. Con esta sería la tercera película que terminaba con un gran giro final tras "Seven" y "The game". Ya con su siguiente proyecto, "La habitación del pánico", cambió esa tendencia y encasillamiento.
Una curiosidad, el impacto de "El club de la lucha" fue tal que llegaron a crearse clubes reales para pelear.
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