miércoles, 3 de enero de 2024

Escenas Míticas: Rarunas - Asesinos natos

 


   El estreno de “Pobres criaturas”, la última película de Yorgos Lanthimos, para finales de mes, nos da pie a abrir un melón muy interesante, el de las películas diferentes, especiales, raras, las que se salen de la fórmula convencional, como presumiblemente creemos que será la última creación del director griego, un cineasta peculiar, a menudo provocador, cuyas obras se salen de lo habitual que cabe esperar en el cine comercial. Y en ese molde encaja perfectamente “Asesinos natos”.




   Una cinta prácticamente experimental, que utiliza varios formatos, filtros de fotografía, ángulos de encuadres, cámaras y lentes. Con un montaje caótico, casi esquizofrénico. Eso en cuanto a la técnica, temáticamente es tremendamente agresiva, haciendo gala sin complejos del abuso de la violencia extrema, lo cual utiliza como punto de lanza para realizar una sátira de la sociedad norteamericana.



   Porque aunque fue acusada precisamente de hacer apología de la violencia, lo que la llevó a ser incluso prohibida en algunos países, como Irlanda, lo que realmente pretende hacer es una ácida denuncia de cómo trata la sociedad estadounidense a los asesinos de masas, algo muy habitual en el país de las barras y estrellas. Pero sobre todo como tratan los medios de comunicación los crímenes, desde el morbo.



   De hecho, el periodista interpretado por Robert Downey Jr está basado muy directamente en Steve Dunleavy, periodista australiano famoso por su marcado tono sensacionalista, lo que llevó al actor a incluso copiar su acento australiano. Para colmo, mientras se desarrollaba la película, el tratamiento de los medios de casos como el de O.J. Simpson, Tonya Harding, Rodney King o Waco, no hacía más que apoyar el enfoque que iba a tener la película.



   Aunque la historia que la inspiró fue la de Charles Starkweather y Caril Ann Fugato, allá por los años cincuenta, que en su viaje de huida de Nebraska a Wyoming sembraron el camino de la sangre de once víctimas. De aquello, Quentin Tarantino elaboró un guion, una especie de Bonnie y Clyde salvaje con mucha acción. De ese guion salieron dos películas.



   Porque Oliver Stone le cambió tantas cosas y pervirtió, según Tarantino, tanto el enfoque, que le llevó a renegar de aparecer en los créditos como guionista. Aquí hay que aclarar que el Tarantino nunca dijo que la película fuera mala, de hecho, incluso dijo lo contrario. Pero sí que el resultado no tenía nada que ver con él. La otra película que salió de ese guion fue algo más cercano a lo que pretendía, “Amor a quemarropa”, que dirigió Tony Scott.



   Un Oliver Stone que venía de formar las mejores obras de su carrera, como “Wall Street”, “J.F.K, caso abierto”, y su trilogía sobre Vietnam formada por “Platoon”, “Nacido el 4 de julio” y “El cielo y la tierra”. Todas ellas hablan, y no precisamente bien, de los Estados Unidos. Stone ha manifestado siempre y de forma muy crítica su preocupación por la realidad social y política de su país. Y “Asesinos natos” sería su obra más provocativa.



   Para muestra un botón. El fragmento en el que se cuenta el pasado de Mallory (Juliette Lewis), donde se deja claro que sufría abusos sexuales, está retratado como si fuera una típica sitcom americana, hasta con las risas enlatadas. Después, Stone tendría algunos otros buenos títulos, también relativas a Estados Unidos, como “Nixon”, o “Un domingo cualquiera”, pero en general el nivel fue inferior en esta segunda etapa.



   Para el papel de Mickey Knox se consideró a Michael Madsen pero Tarantino vetó a cualquier actor que participara en la película. Por lo que se decantaron por Woody Harrelson. Lo mismo pasó con el del periodista, lo que llevó a Tim Roth y Steve Buscemi a rechazar el papel. Todos ellos de la cuerda de Tarantino desde “Reservoir Dogs”.



    El elegido fue el mencionado Robert Downey Jr. Para Juliette Lewis no hubo dudas, a quien Oliver Stone consideraba perfecta. Completan el reparto Tom Sizemore, quien se documentó con los casos de Ted Bundy y John Wayne Gacy dos de los asesinos en serie más famosos. Y Tommy Lee Jones, que se inspiró en la comedia teatral "El burgués gentilhombre", de Moliere.



      La película fue machacada por la crítica, aunque paradójicamente se llevó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia. Ahora, como no podía ser de otra manera, es un título de culto. Aunque económicamente no le fue nada mal. Costó 34 millones de dólares y recaudó 110 en taquilla. Posteriormente se la acusó de inspirar masacres como la de Columbine o la familia Richardson, cuyo asesino se confesaba fan de la película.

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