Una
de esas pocas películas que parece que aúna todas las opiniones
positivas, al menos por parte del público. Es difícil encontrar, la
habrá, gente que ponga a parir esta película. Y sin embargo,
alabándola hay por todas partes. Recuerdo cuando fui al cine a verla
que los espectadores salían impresionados de la sala, y conmovidos.
Porque como buena película épica, cumple la premisa de tener
batallas, tragedia, romance y gran banda sonora.
Batallas
que a día de hoy me siguen pareciendo las más espectaculares de la
historia del cine. Sí, porque muchos afirmarán, y no les faltará
razón, que esas son las de “El señor de los anillos”, más
concretamente las de “Las dos torres” y, sobre todo, “El retorno
del rey”. Pero, amigas y amigos, esas tenían trampa, esos
vastísimos ejércitos estaban recreados digitalmente mientras que
en “Braveheart” no.
Una
tecnología que ya tenía a su disposición pero a la que renunció a
Mel Gibson que quiso que hasta las grandes oleadas de flechas
fueran reales. Y para recrear esas grandilocuentes batallas tiró de
hasta 1600 extras, la mayoría pertenecientes a la reserva del
ejército irlandés. Solo la primera batalla, la de Stirling, supuso
seis semanas de rodaje y un total de 90 horas acumuladas.
La
trama se sitúa en la Primera Guerra de Independencia Escocesa,
comprendida entre el siglo XIII y el XIV, y surge como reivindicación
de un héroe de la rebelión de los escoceses contra el reino inglés.
De hecho, el apodo “Braveheart”, realmente le correspondía a una
figura históricamente posterior, Robert Bruce, que se convertiría a
la larga en Robert I de Escocia. El titular la película así
referido a William Wallace es una manera de decir que el verdadero
“Corazón Valiente”, era él.
Aunque
la historia de Wallace no posee mucha base escrita. Al igual que las
historias originales de otros dos héroes históricos que dieron
lugar a dos películas que fueron referencia muy evidente y
reconocida por el propio Mel Gibson, “El Cid” y “Espartaco”,
sus historias se basan en una serie de cantos y leyendas muy
romantizadas. De hecho, el guion para “Braveheart”, escrito por
alguien que comparte apellido con el protagonista, Randall Wallace,
se basa en un poema de un escritor conocido como Ciego Harry.
Es
más, hay diversas inexactitudes históricas y decisiones de guion
tomadas muy libremente. Por ejemplo, se sabe que la Prima Note
existía pero se desconoce si estaba en práctica y mucho menos que
se instaurara como medida de presión extra para los escoceses. Lo
que sí se sabe, porque se documentó, es que la tortura y ejecución
de Wallace fue incluso más cruel que la mostrada en la película. Al
igual, que el héroe escocés nunca se pintó la cara para combatir.
Mel
Gibson sorprendía con un proyecto de la envergadura de un tipo de
superproducción que no abundaba en esa época allá por 1995 y en su segunda experiencia como director tras un prometedor
debut pero con una modesta e intimista propuesta como “El hombre
sin rostro”. No obstante, demostró que la tarea no le venía en
absoluto grande.
Todo
lo contrario, Gibson se revela, como su personaje protagonista,
como un director de imponente personalidad, con una sorprendente
fluidez narrativa y un estilo personal como autor, solo hay que
atender a su uso de la cámara lenta o la composición y montaje de
las secuencias más importantes. De hecho, tras esta película se
especializó en títulos de corte épico como “La pasión de
Cristo” (de la que podría haber secuela “Resurrección”),
“Apocalypto”, y “Hasta el último hombre”.
De
hecho, su nombre siempre ha rondado para un posible remake de “Grupo
salvaje”. Para lo que sí suena de verdad es para una nueva secuela
de “Arma letal”, sustituyendo al fallecido Richard Donner. Lo que
no quería es interpretar precisamente a William Wallace, por
considerarse muy mayor para el personaje pero los productores se lo impusieron como condición para financiarle la película. Le acompañaron en el reparto la bellísima Sophie Marceau, Catherine McCormack, Patrick McGoohan, Brendan Gleeson, James Cosmo, Brian Cox y Angus MacFayden.
La película tuvo excelentes críticas. Además, fue la triunfadora de los Oscars de ese año, consiguiendo cinco de las diez estatuillas por las que fue nominada, las correspondientes a mejor película, director, fotografía, sonido y maquillaje. Además, fue un éxito de taquilla, recaudando 213 millones de dólares, habiendo invertido 72 en ella. La preciosa banda sonora de James Horner fue nominada pero no ganó, lo hizo "El cartero y Pablo Neruda" (sin comentarios).
Por cierto, se acusó a la película de maltratar a los animales por el realismo en el que morían numerosos caballos durante las batallas. Sin embargo, les demostraron como habían logrado realizar esas escenas sin que sufrieran ningún daño, colocando muñecos en el último momento.
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