Otro
perfecto ejemplo de que para hacer ciencia-ficción no hacen falta
grandes presupuesto sino un buen puñado de imaginación que es justo
lo que tienen en esta película japonesa,
que tan solo costó 27000 dólares y prácticamente desarrolla toda
la historia en un escenario, una cafetería. Mira que está trillado
el subgénero de paradojas temporales y viajes en el tiempo, aunque
yo reconozco que me las veo todas, pero aquí le han dado una
vuelta de tuerca muy curiosa y sin tomárselo demasiado en serio. De
hecho, el tono es de comedia, la puesta en escena prácticamente
amateur (el director solo tiene esta película) y los medios no
pueden ser más exiguos. No obstante, en el guion lo han echado
todo. La trama que nos plantea ya es bastante interesante, donde los
personajes descubren una pantalla en la que se puede ver que pasa
dentro de los dos minutos siguientes. Pero es que no se queda ahí
porque se las apañan para desarrollar la idea creando nuevos alicientes en el argumento y evolucionando desde lo que han planteado
desde el inicio. Quizá es verdad que da una sensación un tanto
teatral pero me ha parecido muy original, muy divertida y de sobra
entretenida porque no deja de avanzar en sus tan solo setenta
minutos. 7.
Tenemos
el concepto de que el género de la ciencia-ficción implica grandes
presupuestos pero en
realidad solo requiere de tratar un tema sobre ciencia pero que
todavía es ficción. Como los protagonistas de esta película, que
discuten sobre la posibilidad de que uno de ellos tenga 14000 años
de edad, lo cual se plantea desde el principio, así que no he
descubierto nada. Tan solo son un grupo de personas hablando sobre el
tema en una habitación, pero es que es tan interesante la
conversación, reflexionando sobre dilemas filosóficos y teológicos, que engancha totalmente. Influye que los personajes
son un grupo de amigos bastante cultos e instruidos, incluso algunos
son especialistas en distintas materias y que las argumentaciones de
sus teorías están perfectamente construidas. No
obstante, su principal atractivo está en que el planteamiento se le
está proponiendo también al propio espectador, quien se tira toda
la película con la curiosidad de saber si esa revelación inicial
podría ser cierta o por el contrario está tomando el pelo a los
demás, incluidos nosotros mismos. Cinematográficamente no tiene
demasiado valor porque se basa en planos y contraplanos, pero el
guion se reserva algunas sorpresas en forma de giros en la trama que
amenizan el desarrollo de sus 87 minutos. 7.
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