martes, 20 de junio de 2023

Escenas Míticas: Multiversos - Pleasantville

 


   Vamos con la que considero como una pequeña joya de los noventa y que, sin duda, mereció más éxito del que tuvo ¿Cómo encaja en este ciclo? Ya dije que íbamos a tener distintas variantes para el tema de los multiversos y con este ya lo decía la canción de Fionna Apple que pone en los créditos finales, “Across the universe”, o lo que es lo mismo “Cruzando el universo”.




   Es lo que hacen los protagonistas, cruzar de la actualidad (su actualidad) al universo de una serie de los cincuenta en la pequeña pantalla, es decir, dentro del televisor. No es que tampoco inventaran la pólvora. Otras películas ya habían utilizado esa premisa, como “La rosa púrpura del Cairo”, “Permanezca en sintonía” o “El último gran héroe” (en la misma década noventera).



   No obstante, “Pleasantville” la usaba como excusa para mostrar lo que en principio parecía una comedia romántica pero que en realidad era un canto a la libertad, al inconformismo y al progreso ideológico retratando la sociedad norteamericana de los años cincuenta, a través de una parodia de las sitcom de esa época que mostraban una sociedad falsamente idílica y muy conservadora.



   Para ello, rodaron prácticamente el total del metraje en blanco y negro que paulatinamente, a medida que las fluctuaciones provocadas por la presencia de dos personajes principales dejaba notar, se iban transformando a color algunos objetos, personas o edificios. Esa transformación simbolizaba el cambio. Por cierto, motivo por el que los personajes que pasaban a ese color eran discriminados. Nos suena eso de que las personas “de color” son discriminadas ¿verdad?.



   Pues no es el único guiño al tema del racismo. Toda la secuencia del juicio del final es una recreación precisamente del de “Matar a un ruiseñor” de Robert Mulligan y Gregory Peck como protagonista, que trataba sobre ello. La cuestión es que finalmente se “colorearon” 1700 tomas gracias a un sofisticado programa informático que se llevó gran parte del presupuesto.



   Uno de los temas que toca el film es el del sexo como tabú. Lo hace de forma sutil pero muy claramente. Incluso hay una referencia bíblica a la manzana de Eva como representación del pecado. Además, en la trama, tenemos como evolucionaban en las prácticas en el “Lago del Amor”, la masturbación femenina, los desnudos (pintados no explícitos de las actrices), y no olvidemos que hay dos intentos de agresiones sexuales en grupo, lo cual es tristemente actual.



   A su vez se representan a los libros, es decir, la cultura, como gran enemigo del régimen establecido. Incluso hay un guiño a “Fahrenheit 451” con la quema de ellos en la calle. No es casualidad que se mencionen precisamente dos de los títulos más prohibidos de los Estados Unidos durante mucho tiempo “La aventuras de Hackleberry Finn” y “El guardián entre el centeno”.



   El reparto es maravilloso, encabezado por Tobey Maguire (pre-Spiderman) y una deslumbrante Reese Witherspoon, pero con secundarios tan buenos como Joan Allen, Jeff Daniels, William H. Macy, J.T. Walsh y un Paul Walker (también pre-A todo gas”) muy joven. Por cierto, Allen y Maguire ya habían ejercido como madre e hijo un año antes en “La tormenta de hielo”.



   Al frente de la dirección un Gary Ross del que podemos destacar títulos como “Big”, “Seabiscuit” o “Los juegos del hambre”(solo la primera). La película tuvo muy buenas críticas y tuvo tres nominaciones a los Oscars; banda sonora, vestuario y dirección artística, sin llegar a llevarse ninguno. Sin embargo, como decía al principio, el público no la acompañó como merecía. Costó 42 millones de dólares y solo recaudó 50 en taquilla.



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