Lo
más evidente es que juega con la idea del vouyerismo. Pero además
le agrega la connotación del acoso. También juega con la
posibilidad de la paranoia de la víctima. No quieren dar el mensaje
de que cualquiera que sea observado desde una ventana sea una víctima
de acoso y por otro lado tampoco de que haya que ignorar las señales
de que hay un posible acosador. Suena muy ambiguo, eso es porque
intento eludir cualquier posibilidad de hacer un spoiler o de dar una
pista de que es lo que pasa al final de la película. No obstante, es
que la propia situación es ambigua, si después de verla, te da la
curiosidad de mirar por la ventana para ver si alguien está
observando, si alguien te ve, puede pensar exactamente lo mismo
sobre tí. A todo eso le saca partido la
directora Chloe Okuno, porque realmente no tiene más que ese juego
hitchcockiano de “La ventana indiscreta”, la película es
modestísima y gran parte de la historia se desarrolla en un
apartamento. Eso si, con una Maika Monroe en forma, no tanto en la
línea de esa actriz que estaba llamada a ser una de las nuevas
scream queens, sino con un personaje de mayor carga dramática. De
hecho, es prácticamente ella solita quien lleva el peso de la
película. Y a ver si después de verla seguís con las cortinas o
las persianas abiertas. 6’5.
Sinceramente
no conocía el caso éste y prácticamente no me he enterado de que
iba la historia hasta ya bastante entrada. Porque pensaba que era la
típica película de psicokiller pero resulta que fue una compleja
operación para sonsacar información a un asesino sobre sus víctimas
para poder utilizarla contra él. No voy a revelar nada más, pero
digamos que la trama no va tanto de saber si es culpable o no, ni de
quien es, sino de ganarse su confianza. La narración es
tremendamente sobria. No hay alardes de dirección ni adornos
estéticos. Casi hay un tono periodístico o documental. Aunque en
realidad transita más hacia el género policíaco. Lo
más destacable es la labor de montaje, que se hace notar
especialmente en el tercer acto. Aunque si es verdad que tiene tramos
en los que se echa de menos un poco más de brío narrativo, un poco
más de movimiento con la cámara. Pero, sin duda, lo más
sobresaliente es el duelo interpretativo entre los dos protagonistas,
ya no solo por sus actuaciones, que son magníficas, tanto Joel
Edgerton como Sean Harris, sino por la gran química entre ambos,
pues aunque en teoría son antagonistas, la relación de “amistad”
entre ellos es una de las claves del argumento. Buena película que
quizá en manos de otro director podría haber sido más
brillante pero que cumple de todas formas. 6’5.
El
cine de David Cronenberg siempre es una experiencia en si. Más si,
como en este caso, vuelve a la corriente creada por él mismo, la
“nueva carne”, en esa fusión de lo orgánico con lo tecnológico,
como no, mezclado con el sexo. Y como el resto de su filmografía, me
pasa que todas sus películas tienen una idea interesante pero su
ejecución no siempre me convence. Algo así me pasa con ésta, me
resulta tan fascinante como insoportable. No solo por lo desagradable
que son algunas largas secuencias, explícitas a más no poder, sino
porque el desarrollo de la narración se me ha hecho muy cuesta
arriba. No obstante, entiendo el mensaje que quiere transmitir, el de
una ciencia ficción no basada en los adelantos tecnológicos
propiamente, de hecho, el diseño de producción está bastante lejos
de ser futurista, sino desde la perspectiva de la evolución del ser
humano como especie. Además, las interpretaciones son muy buenas,
tanto Viggo Mortensen (sobre todo), como Lea Seydoux, como Kristen
Stewart (si). Y las recreaciones de los shows, con ese extraño
concepto del arte, son visualmente impresionantes. Todo eso está
claro, pero aún así no me ha enganchado, me ha supuesto un esfuerzo
mantenerme en ella. No es para todo el mundo, esta vez, ni siquiera
para mí. 6.
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