Me
ha impactado mucho esta historia. Se trata del caso Lafferty, un
horrendo doble asesinato con implicaciones religiosas que ponía en
evidencia la corriente de los mormones. Si no conoces el caso mejor,
porque la historia va aplicando suspense en cada siguiente paso en
ella, por lo que si no sabes nada te va a tener en vilo en cada uno
de sus extensos siete episodios. Pero aunque si sepas de que va el
tema, se disfruta. Porque no es solo un true crime más, ni solo el
relato de la investigación de un asesinato. Por supuesto la hay, y
además es un acierto que la miniserie tenga muy claro que el tono
policíaco deba predominar sobre el drama. Pero no descuida contar la
historia desde más ángulos, como el del origen de la propia iglesia
de los mormones, quienes ya se han manifestado de uñas por el
tratamiento como secta (que es lo que son) que se les da. No en vano,
lo que realmente hace la miniserie es atacar el fanatismo religioso
en todas sus formas, que es lo que destapaba este crimen. También
tenemos el punto de vista de los distintos miembros de la familia
Lafferty. Y por otro lado, el de la pareja de inspectores, que me
parece uno de lo mayores intereses del argumento, porque uno de ellos
es propiamente mormón y otro un indio americano, y la relación
entre ambos es muy peculiar. De hecho, la química entre ellos es
total, con un Andrew Garfield excepcional y un Gil
Birmingham que no se queda atrás. Y es que el reparto además
recupera a un buen Sam Worthington y revela a una actriz que debería
ser tomada en cuenta en adelante, Daisy Edgar-Jones. 8.
Probablemente
es la mejor recreación de la historia real de un asesino en serie.
Uno de los más famosos junto a Ted Bundy o quizá John Wayne Gacy, y
sin embargo, ninguno de ellos todavía tiene una película en
condiciones, porque la de “Dahmer” de 2002 de Jeremy Renner o la
más reciente “Extremadamente cruel, malvado y perverso”, con Zac
Efron como Bundy, tienen el mismo problema, no muestran al monstruo,
y al monstruo hay que mostrarlo porque si no, se puede dar una
impresión equivocada del personaje. Pero en esta miniserie si, por
eso no entiendo las críticas sobre que se romantiza la figura del
psicópata. Para nada, es más, se critica la idealización en forma
de fans que se hizo en su momento de Jeffrey Dahmer. Pero si digo que
me parece la mejor recreación es porque representa todos los
aspectos de la historia, desde los orígenes de esa depravación, la
evolución de
su modus operandi, su situación psicológica, pero también, los
puntos de vista de las víctimas, de sus familiares, de sus propios
padres y del entorno social de la época, haciendo especial hincapié
en la situación racial. Porque lo verdaderamente frustrante fue la
inoperancia policial, subrayada por su racismo, a este loco
se le podría haber parado muy pronto solo con un poco de atención e
imparcialidad, porque hubo casos flagrantes. Tampoco creo que se
exceda en detalles, quien conozca la historia de este angelito, sabe
que no se ha mostrado ni una cuarta parte. No obstante, lo que eleva
más aún el nivel de la miniserie es el enorme trabajo de un Evan
Peters que está de matrícula, seguramente la mejor interpretación
que he visto este año, deberían cubrirle de premios. 8.
Otra
miniserie de true crime, en torno al caso de un traficante de drogas
al que se le ofreció la conmutación de la pena a cambio de sonsacar
a uno de los reclusos, un asesino en serie, la ubicación de los
cuerpos de sus víctimas, lo que supondría, por un lado, que los
familiares pudieran darles sepultura y, por otro, que no progresara
el recurso presentado para ser liberado de la cárcel. Por lo tanto,
la narración bascula entre la investigación policíaca del exterior
y la intriga carcelaria del interior de la prisión. El creador de la
serie es Dennis Lehane, escritor de novelas como “Adiós, pequeña,
adiós”, “Shutter Island” o “Mystic River”, entre otras,
casi nada. Y se nota mucho en como plantea la trama y en la
intensidad del relato. Aunque también se apoya en gran parte en la
inspiración de un reparto que está sobresaliente. Desde Taron
Egerton, en un papel muy diferente a lo que estamos acostumbrados de
él, hasta un brillantísimo Paul Walter Hauser. Es increíble que
sea el mismo que tiene un personaje tan tonto en “Cobra Kai”.
Aunque ya había demostrado su talento en Richard Jewell. Aquí su
interpretación del presunto asesino en serie es perturbadora. Entre
ambos, Egerton y Hauser mantienen la historia en tensión, de hecho,
tienen una de las escenas de diálogo más escalofriantes que he
visto este año. Pero también los secundarios lucen, como Greg
Kinnear o Ray Liotta, el último trabajo del veterano actor antes de
fallecer, por lo que tiene una dedicatoria al final. 8.
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