La película original tuvo tres secuelas en 1986, 1990 y 1994, a cuál peor se podría decir, aunque la primera de ellas fuera dirigida por el mismísimo creador de la criatura, Tobe Hooper. No fue hasta 2003, cuando por fin se hizo una película que le hacía justicia al personaje de Leatherface, con un remake que considero la mejor película de la saga después de la original de 1974.
Un Leatherface considerado uno de los cuatro magníficos del slasher junto a Michael Myers, Jason Voorhees y Freddy Krueger. Aunque él fue previo a todos los demás. No obstante, los puristas de este subgénero no consideran “La matanza de Texas” un slasher. “Slash” significa cuchillada y Leatherface usa una motosierra, como todos sabemos. Sin embargo, con el tiempo se ha ampliado la definición con otros requisitos, como la máscara y el perfil del personaje.
Vayamos al origen de todo, es decir, el asesino en serie real, Ed Gein, que fue también inspiración para el Norman Bates de “Psicosis”, por su obsesión con su difunta madre y para “El silencio de los corderos”, tanto para Hannibal Lecter, por su canibalismo o para Buffalo Bill, por aquello de utilizar la piel de las víctimas. La misma conexión que tiene con Leatherface, que usa la piel para hacerse una máscara.
Pero no es la única inspiración, pues en este caso Leatherface forma parte de una familia antropófoga, lo cual está basado en la historia de Alexander “Sawney” Bean, que en la Escocia del siglo XVI fundó un incestuoso clan en el condado de Galloway, apartado de la sociedad. Sawney y los suyos, asaltaron, asesinaron y devoraron a más de mil personas, se cree, aunque no está corroborada la historia y podría ser una leyenda.
El encargado de realizar algo que parece más un reboot que un remake fue Marcus Nispel, hasta el momento solo director de videoclips de figuras bastante importantes de la música y que debutaba aquí en el largometraje de forma muy acertada, creo yo. Sin embargo, la película tuvo críticas mixtas, aunque mejores que sus siguientes títulos, injustamente en mi opinión, como “El guía del desfiladero”, “Viernes 13” (2009), otro remake, y “Conan, el bárbaro” (2011).
Nispel,
además de contar con una serie de cambios en el guion respecto a la
original, captó el espíritu de la película de Hopper pero
aplicándole mayor violencia y escenas notablemente más explícitas.
De hecho, se vio obligado a recortar unos cuantos minutos para que le
otorgaran la calificación de R y no de X.
Al
papel de Erin Hardesty (apellido del personaje que interpretaba a
Marilyn Burns en la película de 1974) optaron Jessica Alba, Kristen
Dunst y Katie Holmes pero finalmente fue para Jessica Biel, a la que
no se cortaron en exhibir descaradamente su fibroso físico.
Personalmente me pareció una magnífica scream queen o final girl,
como queráis llamarla.
En
el reparto podíamos ver a R. Lee Ermey, conocido por su papel en “La
chaqueta metálica”. Para el personaje de Leatherface, se le
ofreció a Dolph Lundgren, que declinó. Fue para Andrew Bryniarski,
que llevó a cabo una estricta dieta para llegar a pesar 136 kg. Otra que iba a ser y no fue, es Evan Rachel Woods (“Westworld”)
como la autoestopista suicida. Como anécdota, decir que en un
momento dado podemos ver la cabeza “decapitada” del crítico de
cine Harry Knowles.
Es
la película más rentable de la saga, con 107 millones de dólares
de recaudación, habiendo invertido solo 9 en su producción, que
estuvo a cargo de nada menos que Michael Bay, que se proponía
resucitar a los slashers clásicos, repitiendo operación con el
“Viernes 13” de 2009, que reportó otros casi 100 millones.
Además, la película reactivó la franquicia y posibilitó, hasta la fecha, otras cuatro entregas; "La matanza de Texas, el origen" (2006), "La matanza de Texas 3D" (2013), "Leatherface" (2017) y "La matanza de Texas" (2022).
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