El
estreno de esta semana de “Halloween ends”, o “Halloween, el
final”, aquí en España, como su propio nombre indica, supone el
desenlace de esta trilogía propuesta por David Gordon Green como
secuelas directas a la película original de John Carpenter en 1978,
despreciando a las otras secuelas que hubo. Y las cosas sean
dichas, éstas son mucho mejores.
Al
igual que fue en su momento “Halloween II, sanguinario”, que era
la más potable de las secuelas clásicas, “Halloween kills”
continúa los hechos de “La noche de Halloween” de 2018. Es
decir, se trata de la misma noche. Algo que parece romperse en la
tercera entrega, haciendo un salto en el tiempo de cuatro años.
La
película iba a ser estrenada en octubre de 2020, pero cierto virus
maldito llegó a nuestras vidas y retrasó su llegada a ese mismo mes
pero de 2021, año en el que hubiera “ Halloween ends”. De hecho,
ambas fueron rodadas simultáneamente e iban a estrenarse, como así
ha sido finalmente pero con un año de retraso, en años
consecutivos.
No
hay posibilidad de que David Gordon Green realice otra secuela. Su
idea comprendía tres películas y ya las ha hecho. Además, su
próximo proyecto tiene similitudes con éste, hacer una trilogía
como secuelas directas, pero esta vez de “El exorcista “ de
William Friedkin, obviando también las secuelas que se realizaron en
su momento. A juzgar por el resultado que ha conseguido con ésta,
eso promete.
Porque
David Gordon Green ha sido quien mejor ha comprendido la esencia del
personaje de Michael Myers. No en vano, el cineasta es un gran fan de
la película original, la cual considera una obra maestra cumbre para
el slasher y el género de terror en general. Y reconoce que es su
referencia para abordar esta trilogía.
Pero
hasta puntos insospechados. Las cámaras utilizadas son del mismo
tipo que las utilizadas para la película del 78. Además, Gordon
Green insistió en que las tres películas debían tener tanto una
fotografía como un modo de edición similar al de la película de
Carpenter. Incluso recupera fugazmente la figura del doctor Loomis.
Aunque,
por supuesto, no es Donald Pleasance realmente. Tampoco ningún
trucaje digital. Simplemente es un actor que tiene un asombroso
parecido con él. En el reparto repiten el trío generacional de las
Strode, Jamie Lee Curtis (quien volvió al personaje de Laurie porque
le parecía interesante ver su evolución 40 después), Judy Greer y
Andi Matichak, como hija y nieta. También Will Patton. Aunque en
esta película permanecen en un segundo plano. Y se incide más en
otros actores, como Anthony Michael Hall.
Porque
esta película parece un paso de transición para el desenlace de la
trilogía. Pero no es que Michael Myers pierda el tiempo. De hecho es
la entrega más sangrienta de toda la saga, tirando frecuentemente
del gore. Y se sigue apartando, aquí más claramente hacia la
sobrenaturalidad del personaje. Y en la posibilidad de ver su rostro,
que nos muestran, aunque siempre desde lejos o desenfocado, nunca
claramente.
Aunque
parezca que desprecia las otras secuelas, en sus títulos de crédito
iniciales podemos ver hasta doce calabazas distintas, una por cada
una de ellas, a modo de homenaje. Hay una versión extendida con un
final alternativo y alguna muerte más. La película no tuvo tan
buenas críticas como la anterior, se destacó la originalidad de las muertes pero también la pobreza del guion. Lo cual no supuso ningún problema para la taquilla, donde se consiguieron 131 millones de dólares, habiendo invertido en ella solo 20.
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