No
podía faltar una de secuestros aéreos en este ciclo, aunque más
que en la línea de películas como “Aeropuerto”, de 1970, el
referente más claro era “La jungla de cristal”, cuya fórmula
exitosa se pretendió emular una y otra vez, como en el caso de
“Alerta máxima”, con Steven Seagal a bordo de un acorazado
norteamericano. O esta misma, a bordo de un avión comercial.
El
guion de la película estaba pensado para que fuera protagonizada
por Clint Eastwood pero ante su negativa se decidió darle una vuelta y readaptarlo para el modelo de estrella de acción, en este caso con
un Wesley Snipes que todavía no lo era, la verdad sea dicha. Se
mezcló el cine de secuestros aéreos (casi un subgénero en sí
mismo) con el puramente de acción en su variante de artes marciales.
Un
Wesley Snipes qué tan solo había hecho “New Jack City” pero que
esta “Pasajero 57” sirvió para que su popularidad se
incrementará y pasar a acompañar a Sean Connery en “Sol naciente”
o ser el antagonista de Sylvester Stallone en “Demolition man”. Y
años más tarde, ya convertido en toda una estrella, en el
protagonista de la saga “Blade”.
De
hecho, Snipes fue el primer actor negro en consolidarse como estrella
del cine de acción. En el reparto, le acompañaron Bruce Payne (el
villano cuyo papel es lo más reseñable en toda su filmografía),
uno de los secundarios habituales de la época, Tom Sizemore, y uno de
los primeros papeles de Elizabeth Hurley. Curiosamente la
coprotagonista, Alex Datcher es la que menos popularidad adquirió
posteriormente. Y Bruce Greenwood.
Tras
la cámara Kevin Hooks, proveniente del mundo de la televisión que
tras esta película y un par de películas de acción de muy dudosa
calidad, volvió al sector televisivo donde participó dirigiendo
episodios en series tan populares como “Urgencias”, “Perdidos”,
“Prison break”, “24” o “Entre fantasmas”.
La
película no recibió precisamente muy buenas críticas. Seamos
claros, es que muy buena no es. Pero fue una película que funcionó.
Solo costó 10 millones de dólares y recaudó 44 en taquilla, lo que
la convertía en un éxito de rentabilidad. El film es muy
entretenido gracias a que mantiene un excelente pulso del ritmo. Otra
cosa es que el guion no tenga demasiado sentido a veces.
Un
guion que dejaba varios apuntes sobre el racismo en Estados
Unidos y más concretamente en el estado de Luisiana. Por ejemplo
cuando la policía considera el personaje de Wesley Snipes un
delincuente simplemente por ser negro. De hecho, el protagonista
recalca en varias ocasiones lo de ser negro, como cuando presume de
su atractivo para las mujeres o le recomienda el villano apostar al
negro en la ruleta.
Hay
que tener en cuenta que ese mismo año, tan solo unos meses antes, se
habían producido los disturbios a causa de una sentencia que
absolvió a cuatro policías por propinar una paliza brutal a Rodney
King, un taxista negro, lo cuál fue grabado en vídeo, el cual fue
emitido por varias cadenas de televisión. La reacción supuso seis
días de saqueos, incendios y enfrentamientos contra la policía de
Los Ángeles.
Algunas
curiosidades, Snipes lee durante el vuelo un libro llamado “El arte
de la guerra”. Años más tarde el propio actor protagonizaría una
película con ese título. Por cierto, su estilo de lucha es una
mezcla de boxeo, thai boxing y capoeria. Y la historia debía
desarrollarse de noche pero se cambió al día para ahorrar costes en
iluminación y demás.
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