Bueno
parecía que la sangría de atrasos en cascada de estrenos había parado y así ha sido porque ya hay ejemplos de buenos resultados en taquilla. El ejemplo más claro es "Tenet", lo que está contribuyendo a que los grandes bombazos de aquí a finales de año, si no hay nigún cambio, se mantendrán en el calendario de estrenos de los próximos meses, como son los casos de "Wonder Woman 1984", "La viuda negra", "Sin tiempo para morir" o "Dune". Pero la que si ha sido retrasada hasta febrero de 2021 es "Kingsman, la primera misión", que era el motivo de este ciclo de espionaje. No obstante, como ya estaba preparado, seguiremos adelante con él.
No,
nos basaremos en un cine que, aunque tampoco exento de acción, tiene más el
thriller de suspense e intriga cómo plantilla para modelar sus tramas, muy heredado del estilo de Alfred Hitchcock en títulos como “Con la muerte en los
talones” (qué veremos) o “El hombre que sabía demasiado”. Es por eso que a “Los
tres días del Cóndor” siempre la he visto cierto paralelismo con “Marathon man”
de John Slesinger y Dustin Hoffman de protagonista, para beber de ahí.
La
película es una adaptación de la novela de James Grady, “Los seis días del
Cóndor” bastante libre por cierto, pues difiere en bastantes puntos con el
original literario y no solo precisamente en el número de días que pasa el “cóndor”,
que no es otra cosa que el nombre en clave para la CIA que tiene el
protagonista.
Sydney
Pollack es el artífice de esta película. No soy en absoluto un devoto de este
director. No me parece para nada un maestro, por mucho Oscar que tenga. Pero si
es un gran artesano. Sobre todo lo demuestra su capacidad para fabricar
thrillers. Y si éste no es el mejor que hizo poco le falta. Quedaban aún diez años
para que se consagrara con la estatuilla por “Memorias de África”.
Los
precedentes de Pollack eran muy interesantes. Venía de “Danzad, danzad,
malditos”, “Las aventuras de Jeremiah Johnson”, “Tal como éramos” (estos dos con
Robert Redford también y todavía colaborarían en más películas actor y director)
y “Yakuza” (título altamente recomendable). Sus últimas aportaciones al género
son “La tapadera” y “La intérprete” (pero ya en 2005).
Como
decía en su filmografía tiene gran importancia la figura de Robert Redford. Y
viceversa también. Ha sido una relación de simbiosis sumamente provechosa.
Pero, es que para esta película el actor estaba en un momento dulce de su
carrera, en plena forma. Venía
de protagonizar películas tan emblemáticas como “El golpe” o “El gran Gatsby”. Y
un año después de la que hoy comentamos realizaría una de sus mejores
interpretaciones en “Todos los hombres del presidente”.
Pero
estaba notablemente bien respaldado en el reparto del film. La co-protagonista femenina
era una Faye Dunaway, siete años después de ser la Bonnie de Clyde y que el año
anterior, 1974, había participado nada menos que en “El coloso en llamas” y
“Chinatown”. Completaban el elenco Cliff Robertson y Max von Sydow (fallecido
en marzo de este mismo año) dos después de ejercer de “Exorcista”.
Dos
datos interesantes, el escándalo del Watergate se produjo tan solo tres años
antes, lo que le dio gran verosimilitud al argumento de la película.
Precisamente este hecho se trató en la siguiente película de Redford en “Todos los
hombres del presidente” de Alan J. Pakula. El segundo es que es el protagonista
de todo lo contrario al perfil de agente secreto a lo 007. Un simple analista
de libros que no sabe ni que ha descubierto para que le quieran matar.
El
filme tuvo excelentes críticas. Incluso fue nominada al mejor montaje. Costó 8
millones de dólares y recaudó en taquilla casi 40. En 2018 se hizo una serie a
medio camino entre la novela y la propia película, protagonizada por Max Irons
(hijo de Jeremy Irons), con Mira Sorvino, William Hurt y Brendan Fraser.
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