Ya habían pasado algunos años del término de la trilogía inicial de “La profecía”, que había demostrado ser muy rentable, que señalaba que había un público al que le atraían este tipo de historias. Lo cual se confirmó con esta película pues consiguió recaudar 19 millones de dólares en taquilla, habiendo invertido entre 4 y 5 en ella (me ha sido imposible confirmarlo con exactitud). Aunque las críticas fueron más bien modestas.
Sin embargo, no es un título demasiado recordado y por ello creo que es una película muy recuperable. Sí que hay que dejar claro que no pertenece al género de terror, aunque evidentemente sus mecanismos de puesta en escena por ahí andan. Pero sería más correcto decir que es un thriller sobrenatural, incluso apegado al subgénero de catástrofes.
Básicamente, se están cumpliendo una serie de profecías, las de los siete sellos, en lo que podría desencadenar el fin del mundo, y precisamente la séptima y definitiva que le concierne a la protagonista. Pero aquí no hay horribles accidentes a quien ose impedirlas. De hecho, uno de los aspectos más interesantes es que tiene un guion bastante cuidado en cuanto a la investigación de los sucesos, lo que la lleva por el camino de la intriga, aunque siempre seamos plenamente conscientes del componente fantástico.
Un género fantástico, desde lo sobrenatural, que la protagonista nunca había tocado pero que posteriormente lo haría en un par de ocasiones, la más evidente, “Ghost”, y “Una bruja en Nueva York” y “En la tiniebla”, más por el lado del terror puro. Y ya que estamos hablando de Demi Moore, una actriz que siempre me ha parecido infravalorada y que aquí ya ejercía de protagonista absoluta.
Hasta el punto que su nombre sale en primer lugar, incluso por delante del propio título de la película, en los créditos iniciales. Y eso que todavía no tenía el estatus de estrella que poco después conseguiría con títulos como precisamente “Ghost”, “Algunos hombres buenos”, “Una proposición indecente” o “Acoso”, en lo que podría ser la época de más éxito de la actriz.
A quien acompañaba otro actor maltratado, aunque en buen momento cuando llegó a esta película, siendo uno de los actores fetiches de James Cameron, con sus participaciones en “Terminator”, “Aliens, el regreso” y después “Abbys”. Jurgen Prochnov, Peter Friedman y John Taylor completaba el reparto. John Heard tenía un pequeño papel. Y Ellen DeGeneres también lo rodó pero finalmente fue cortado.
Por cierto, se dice que Demi Moore estaba embarazada realmente para el rodaje de la película. Y es cierto, de hecho, de una niña, Rummer Willis, pero no en el mismo estado avanzado de la historia sino de un par de meses menos que el personaje que interpretaba. Por lo cual si tuvieron que usar prótesis tanto para su vientre como para sus pechos.
La historia está escrita por el matrimonio formado por Clifford y Ellen Green, aunque aparecieron acreditados como George Kaplan (sacado de “Con la muerte en los talones”) y W. W. Wicket. El motivo es por no estar de acuerdo con el resultado final, aunque personalmente me parece un buen trabajo de guion. En cuanto al director, el húngaro Carl Schultz, que se estrenaba en Hollywood, no tenía nada más reseñable salvo sus participaciones en la serie “ Las aventuras del joven Indiana Jones”, y una película con Richard Harris, “Caminando con leones”.
La idea de la película era explotar el pánico general, pero especialmente de los creyentes, al día del juicio final, basándose en el “Libro de las Revelaciones” de la Biblia, escrito por San Juan, o más conocido como “Apocalipsis”, del Nuevo Testamento”. Toma varias ideas de la religión judía, como el Guf, la Cámara de las Almas. Y pretende hablar sobre la dicotomía entre la fe y la ira de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario