Es posible que “La profecía” sea la película que más miedo me ha dado. Precisamente por la premisa del título. “Profecía”, es decir, aquello que pase lo que pase, se va a cumplir. Este mes se estrena la precuela, "La primera profecía", motivo por cual vamos a hacer este mes el ciclo de profecías, como siempre, buscando que haya un poquito de todo. Y comenzamos, ya que de la primera ya hablamos y no hace mucho, con la secuela.
Porque “La profecía” se convirtió, aunque no era la idea original, en una trilogía. Dos años después del exitazo de la primera llegó “La maldición de Damien”, una secuela que, aunque muy inferior a su predecesora, siempre me ha parecido más que digna. No tanto la tercera parte, que llegó tres años después, “El final de Damien” (cacho spoiler). Aún así, yo siempre recomiendo verla para completar el viaje de origen, ascenso y caída del Anticristo. Aunque hay una cuarta, no muy recomendable.
Sin embargo, no comenzó nada bien esta segunda entrega. Están acreditados en algunas fichas técnicas dos directores pero no porque compartieran la silla tras las cámaras. Sino porque uno sustituyó al otro. Primero fue contratado Mike Hodges, autor de obras tan buenas como “Asesino implacable” o “Réquiem por los que van a morir” y otras tan espeluznantes (pero encantadoras con el tiempo) como “Flash Gordon”.
El metraje que Hodges presentó a los productores no les gustó nada a estos, opinando que la película era demasiado lenta, hasta el punto de que lo despidieron, y lo que sustituyeron por Don Taylor, un buen director pero que personalmente me gusta más por su faceta de serie B con títulos como “El final de la cuenta atrás”, “La isla del Dr. Moreau” (primera versión) o “Huida del planeta de los simios”.
El trabajo de Taylor fue bastante bueno porque consiguió darle más ritmo al asunto y mejoró la parte de Hodges en la sala de metraje. El resultado fue más que aceptable, con una película no tan terrorífica como su antecesora pero también muy inquietante, muy consciente que se sabía ya la historia, los puntos fuertes residían en las muertes de aquellos que se oponían al ascenso de Damien.
Aunque la puesta en escena no es tan efectiva como la de Richard Donner, si nos dejaba algunas muy buenas secuencias, como el ataque de los cuervos, rodado con cuervos reales (salvo el ataque a la cabeza de la mujer), o la del ascensor, sobre todo, que venía a ser un poco lo mismo que en la primera fuera la decapitación del periodista, el mayor efecto de impacto de la película.
Para el reparto, si la primera contaba con un peso pesado como protagonista como Gregory Peck, aquí contaron con William Holden. Curiosamente, este había sido propuesto como Robert Thorn inicialmente pero se negó porque no quería hacer una película sobre el diablo. Se ve que tras el éxito que tuvo si se apuntó a la secuela. Que contó con otro Damien, uno adolescente, Jonathan Scott Taylor, Lee Grant (ganadora de un Oscar por “Shampoo” ), por un joven Lance Henriksen y recuperaba a Leo McKern (el profesor Gugenhagen de la primera).
Hay detalles interesantes en diversos emparentamientos de pasajes de la Biblia (el Apocalipsis, para más señas) con el guion del film. Por ejemplo, Ann Thorn (Grant) sería la Prostituta de Babilonia. El nuevo director de la empresa y el capitán del ejército, los falsos profetas. Y las industrias Thorn el Templo de Jerusalén, aunque no se mencione. Todos están representadas en las ruinas del templo del inicio. Por cierto, se homenajea a Richard Donner. El protagonista se llama Richard y uno de los cadetes de la escuela militar, Donner.
No contó con las alabanzas por parte de la crítica que tuvo “La profecía”, pero fueron moderadamente positivas y con el tiempo se le ha dado valor como secuela. Curiosamente, esta no tiene la fama de película maldita que si tuvo la precedente, con multitud de extraños accidentes rodeando al rodaje.
Costó 4 millones de dólares recaudó 26 en taquilla. La mitad que la anterior pero siendo un buen negocio de todas formas. Como lo fue la tercera, que recaudó 20 millones, habiendo invertido 5, a pesar de ser peor película.
No hay comentarios:
Publicar un comentario