Basada
en la historia real de Reality Winner, que viendo la película te das
cuenta de los paradójico de su nombre, en relación a la filtración
de unos documentos que teóricamente demostraban la participación
rusa en las elecciones ganadas por Trump en 2016. De tal manera que a
Reality se le presentan dos agentes en su casa y toda la película
representa el interrogatorio al que fue sometida. Es decir, apenas
son un par de escenarios. Le sobra a Sydney Sweeney para meterse al
espectador en el bolsillo a través de un personaje muy diferente a
lo que nos tiene acostumbrados. Una chica normal, frágil, incluso
tímida, con la que es muy fácil empatizar gracias a la
interpretación de una actriz muy a menudo sexualizada, de la que se
focaliza demasiado en su físico, pero en papeles como este se puede
apreciar su talento. Porque llega un momento en la historia que me da
igual si es culpable o no, y de serlo incluso pienso que llevaría
razón, porque ella me conmueve, sufro con ella mientras la acorralan
con las preguntas. Un interrogatorio que no es agresivo pero con el
que notas como la conversación sube de nivel. Una película
sencilla, modesta, con apenas medios, pero interesante porque se basa
en los diálogos y en las interpretaciones. 6´5.
Hay
películas con las que me vengo arriba, más allá de su calidad
cinematográfica, por la idea de lo que me está contando. Más
todavía si está basada en un hecho real suponía un enfrentamiento
entre David y Goliat, una perfecta representación de la lucha de
clases, donde un montón de humildes inversores lograron poner en
jaque a Wall Street situando a una pequeña tienda de videojuegos de
una centro comercial, Gamestop, por las nubes en
cuanto al precio de sus acciones. Inversores me refiero a
estudiantes, enfermeras, dependientes, . . . gente corriente. Además,
puso de manifiesto la manipulación del mercado porque cuando los peces
gordos no ganan hacen trampas. Y esta película lo denuncia con un
tono de sátira social tipo “La gran apuesta” y con el pulso
narrativo muy ágil de un director que ya lo ha demostrado antes en
la gran “Yo, Tonya” y la sorprendente “Cruella”. Y también
hay que echarle un ojo a la miniserie “Pam y Tommy”. Por cierto, ha sido elegido para dirigir la película de Supergirl. Y ese
dinamismo se palpa gracias a su montaje y a un ritmo muy bien medido.
Si es cierto que exhibe gran cantidad de lenguaje económico que para
los más profanos, como yo, no les será fácil. Es mejor dejarse
llevar y permitirle evolucionar porque entender toda esa parafernalia
se confirma como no lo más importante sino, más bien, despertar el
espíritu revolucionario del espectador. Muy buen reparto encabezado
por Paul Dano, con Shailene
Woodley, Seth Rogen y Sebastian Stan en el elenco. 7.
No
cuenta exactamente un hecho real sino más bien se inspira en una
situación recurrente durante la intervención norteamericana en
Afganistán, que a menudo les suponía trabajar codo con codo con los
intérpretes de la zona y, como cuenta la película, crear vínculos
cercanos a la amistad. Porque no diría que los dos protagonistas son
realmente amigos pero si que tienen una deuda de honor. Tampoco es
que sea la película más personal de Guy Ritchie y, de hecho, no
reconozco ninguno de sus tics de dirección característicos. Es más,
es considerablemente sobria y contenida en ese apartado, pero también
demuestra que hasta cuando Ritchie se pone en plan artesano es un
buen director, con una historia bastante alejada de su cine criminal,
que tiene sus referencias en títulos como “Blackhawk derribado”
(ojo, no a ese nivel) y, sobre todo, a “El último superviviente”.
De hecho, la película oscila entre el género bélico y el survival.
Entre
lo más destacable están sus escenas de acción, dirigidas de forma
vibrante, con gran realismo. En ocasiones, la trama es tan tensa que
resulta asfixiante. Pero si por algo funciona es por la química
entre sus dos personajes principales, Jake Gyllenhaal y Dan Salim.
Entretiene, te mantiene enganchado, es recomendable. 7.
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