Le toca el turno a otro de los deportes más típicamente genuinos norteamericanos, aunque se practique en numerosos países. No precisamente en España, que de los deportes más famosos de Estados Unidos (fútbol americano, baloncesto, hockey) es el béisbol el que nos es más ajeno. De hecho, su practica exige una medida y forma muy específicos para adaptarlo a los estadios de fútbol europeos.
Sin embargo, al otro lado del charco goza de una grandísima popularidad y en Estados Unidos fue el deporte rey hasta la década de los setenta donde le robó la corona el fútbol americano. No obstante, hay que decir que esta película es más sobre el béisbol como deporte que una película deportiva. Aquí no vamos a ver emocionantes partidos, grandes carreras y potentes bateos. Bueno, alguno si.
Porque “Moneyball” es más el retrato del funcionamiento de un club, de la composición de un equipo, de sus entresijos, de lo que se mueve y como en los fichajes, cesiones y traspasos; de como sortean las limitaciones económicas. Y es ahí donde entra el tema principal del argumento, cuando el manager de los Oakland Athletics instauró un método revolucionario.
El béisbol es uno de los deportes donde las cifras de los traspasos son millonarios y los sueldos de sus estrellas muy generosos. ¿Como podía lidiar con ello Billy Beane, manager de un equipo más bien modesto? Pues basando la formación de su equipo en un sistema nunca visto y extrañamente arriesgado, que dejaba a un lado el clásico, basado en tener una buena red de ojeadores, esperando que sus previsiones fueran acertadas y que los grandes equipos no se llevaran a sus estrellas emergentes.
Hay que entender que la figura del manager en el béisbol seria equiparable a la del director deportivo en el fútbol español, aunque allí ese puesto significa tener todo el poder de manejo de la parcela deportiva y parte de la económica. La película se basa en la historia real plasmada en el libro de uno de ellos, Billy Beane, “Moneyball, the into fhe winning an unfair game” (el arte de ganar en un juego injusto).
Su amistad con
un joven economista, Peter Brand, le llevó a plantearse un método distinto que
consistía en basarse en las estadísticas. De tal manera que fichaban jugadores
baratos pero que destacaban en alguna de sus facetas, aunque en conjunto no
fueran jugadores muy completos, e incluso fueran considerados como malos. Con
ello, Beane consiguió hacer maravillas con un presupuesto tres veces más pequeño que el de los grnades equipos. Y con el
tiempo fue copiado por otros, incluidos algún grande, como los Red Sox
de Boston.
El film tiene
un excelente reparto, donde Brad Pitt y Jonah Hill fueron incluso nominados al
Oscar. Incomprensible lo de Pitt en cuanto a que aún no tenga. Auguro una
futura campaña sobre este tema como las de Leonardo DiCaprio o Gary Oldman. Los
secundarios, nombres del calibre de Philip Seymour Hoffman, Robin Wright o Chris
Pratt (aunque aún no había saltado al estrellato como “Guardianes de la
galaxia”).
El proyecto estuvo a punto de ser dirigido por Steven Soderberg, pero finalmente recayó en las manos de Bennet Miller “Capote, “Foxcatcher”- también de deporte), y contó con guionistas de la talla de Steven Zaillan y Aaron Sorkin. Tuvo mayoritariamente criticas positivas y funcionó en taquilla. Costó 47 millones de dólares y consiguió 109.
No es
infrecuente que películas “deportivas” transiten en las galas de los Oscars, aunque
hay que remontarse a “Rocky” para encontrar una ganadora. “Moneyball” fue
nominada como película, director, actor principal y secundario, montaje y
sonido, sin lograr el triunfo en ninguna de esas categorías.
Hay bastantes
películas sobre béisbol, como “El mejor”, “Los búfalos de Durham”, “Ellas dan
el golpe”, “Entre el amor y el juego”, “Fanático”, “Campos de sueños”.
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