FICHA TÉCNICA
Película: Detroit.
Dirección: Kathryn Bigelow.
País: Estados Unidos.
Año: 2017.
Duración: 143 min.
Género: Drama,
policíaco.
Interpretación: John
Boyega, Algee Smith, Will Poulter, Jack Reynor, Ben O'Toole, Hannah Murray,
Anthony Mackie, Jacob Latimore, Jason Mitchell, Kaitlyn Dever, John Krasinski,
Darren Goldstein, Jeremy Strong, Chris Chalk, Laz Alonso, Leon G. Thomas III,
Malcolm David Kelley, Joseph David-Jones, Joseph David-Jones, Ephraim Sykes,
Samira Wiley, Peyton 'Alex' Smith, Laz Alonso, Austin Hebert.
Guión: Mark
Boal.
Producción: Kathryn
Bigelow, Mark Boal, Matthew Budman, Megan Ellison, Colin Wilson.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Barry Ackroyd.
Distribuidora: Annapurna
Pictures.
CRÍTICA
SINOPSIS: En
1967, tras una redada en un pub, se originó una revuelta civil de la población
negra de Detroit que declaró la guerra a la policía de la ciudad. En ese clima
de extrema violencia, las fuerzas de seguridad entraron en un motel para
atrapar a un supuesto francotirador. Lo que ocurrió esa noche es uno de los
sucesos más negros de la historia moderna americana.
LO MEJOR: Kathryn Bigelow, sin desmerecer su
etapa anterior, más marcadamente de estética comercial con títulos como “Los
viajeros de la noche”, “Le llaman Bodhi” o “Días extraños” (en la cual, vaya
por dios, mataban a un líder negro unos policías corruptos), para evolucionar notablemente
como directora de filmes mucho más comprometidos y de mucha más profundidad. Se
ha convertido en una cineasta de los que hay que atender a cualquier cosa que
haga. Sus últimas tres películas, incluida ésta, presumen de nervio, mucho
músculo, de vibrantes y particularmente intensas. Tienen pulso, ritmo y
manejan los tempos excepcionalmente. Es posible que “Detroit” sea en la que más
elaboradas y conseguidas están esas virtudes, haciendo gala Bigelow nuevamente
de una magnifica exposición narrativa dividida claramente en tres fases. En la
primera donde nos pone en situación en el contexto histórico y social, en el
clima de violencia y en todo el caldo de cultivo que había en 1967 para que se desarrollaran
los hechos, ya en el segundo acto. Este segmento, donde se dan los abusos
policiales, es de una tensión brutal, asfixiante, claustrofóbica, que corta la
respiración de puro suspense. En el tercer acto, se dan las consecuencias, es posiblemente
el menos brillante, aunque se agradece el descanso. La cámara al hombro nos ha
acompañado durante todo el proceso, una de las técnicas características de la
directora. Además de una labor de montaje soberbia, casi prodigiosa. Pero
tampoco pienso que la película sea de denuncia racial (los abusos no se
muestran como si fueran generalizados, aunque no esconde un sector policial muy
racista) aunque no creo que sea casualidad el momento del film en pleno mandato
de un presidente con tendencias racistas como Donald Trump.
Interpretación: No hay protagonistas
absolutos sino el de un reparto coral de secundarios a un nivel excelente
todos, pero todos. Atención a las participaciones de John Boyega (algunos dicen
que el próximo Denzel Washington, habrá que verlo) y Anthony Mackie, muy
alejados de sus respectivos papeles en las sagas de “Star Wars” y “Los
vengadores”. Están excelentes. Muy interesante la actuación de un desconocido
(al menos para mí) Algee Smith. Pero la gran sorpresa es la interpretación de
Will Poulter ("El corredor del laberinto”). Su personaje es odioso, en gran
parte gracias a la extraordinaria labor del actor. Si a alguien le suena la chica es
Hanna Murray y aparece en la serie “Juego de tronos”.
Escena (spoiler): En la primera parte
hay dos hechos que ponen en antecedentes la situación ultraviolenta en la que
estaba la ciudad, la redada del pub y la persecución a pie con disparo por la
espalda a un chico negro incluido. Lo de la segunda parte donde se centra la película
es apoteósico. Todo comienza con la estupidez de la pistola de juguete. A
partir de ahí comienza el infierno para los que están en el motel. Nada más
llegar matan a sangre fría uno. Luego comienza el festival de maltratos. El
juego de hacer como que matan a sospechosos para hacerlo confesar. A uno de
ellos le matan de verdad, casi por malentendido. La escena con Anthony Mackie
es muy intensa. Y las de las chicas, cuando le rasgan el vestido a una de ellas
y de no ser por el de la Guardia Nacional, de la impresión que podría haber
pasado mucho más. Luego viene la parte de los interrogatorios, especialmente el
de John Boyega. Y el juicio.
LO PEOR: Te va a sacar de quicio. A medida que
van pasando los minutos, la indignación va creciendo exponencialmente. No, no es
un fallo, es justamente lo que pretende. Bigelow pasa olímpicamente de los
paños calientes y suelta su discurso tal cual, sin suavizarlo de ninguna
manera. Por otra parte, el tercer acto pasa un poco de puntillas por la fase de
interrogatorios y el juicio. También se entiende pues podría haberse ido a las
tres horas.
CITAS: “Ser negro es como tener una pistola
apuntándote a la cara”. “Voy a suponer que son todos delincuentes. Porque, para
hablar con franqueza, probablemente lo sean”. “No hay ningún arma en todo el
motel salvo las que trajeron esos policías”. “Quiero que sobrevivas a esta
noche”. “Cuesta creer que esto ocurra en Estados Unidos. Pero ocurre, en
Detroit, la quinta ciudad más importante del país”.
REFERENCIAS: Es la Kathryn Bigelow
de “En tierra hostil” y “La noche más oscura”. Y cuidado porque puede que
“Detroit” sea incluso mejor que ambas. Aunque pueda parecer que va en la línea
de denuncia social de “Malcolm X”, me ha recordado más “Dark blue”, con Kurt
Russell, encuadrada en los disturbios de los Ángeles en 1992, también de
componente racial, a raíz del caso de Rodney King.
CONCLUSIÓN: 8’5. Muy probablemente
una de las tres mejores películas de 2017 y que lamentablemente ha sido
ignorada por premios y público. Incomprensible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario