Se estrenó con pocos meses de diferencia, pero con posterioridad a "El ilusionista", con una temática similar. Y aunque esta última es buena, "Prestige, el truco final", la supera ampliamente. Nolan conseguía agrupar un reparto de campanillas y meterlos en una historia llena de recovecos por descubrir.
Esta película es un ejemplo bastante claro, al igual que lo era "Memento" e "Insomnio", de que Christopher Nolan no necesita tener un argumento de acción para hacer una película entretenida. De hecho, si repasamos su filmografía, lo que más predomina en sus títulos es la intriga y el suspense.
Primera colaboración de Nolan con Christian Bale, antes de colgarle el traje de murciélago, pero que además le rodea de un elenco de muchos kilates. El director hizo una de las cosas que más le gusta que es ofrecer un duelo tanto dentro como fuera de la pantalla. En este caso, con Hugh Jackman. También los acompañaban Scarlett Johansson y el secundario fetiche de Nolan, Michael Caine.
Es curioso como se toma al personaje de Tesla. O más bien, es curioso que se escogiera la figura de este científico, que no está entre los más famosos, pero si entre los más importantes. Aquí parece un hombre poderoso cuando en la realidad murió pobre e ignorado. Una pena porque hoy en día se le atribuyen inventos y descubrimientos de gran relevancia y muy adelantados a su tiempo. Quizá por ello Nolan lo quiso incluir en su película.
Por evidente que sea, no es menos destacable que la película está excepcionalmente ambientada. Ya no solo la recreación histórica sino el propio mundo del ilusionismo, de los trucos de magia, de los teatros, de la imagen de los magos y su formas de vida obsesivas.
Chistopher Nolan es un amante de los finales sorpresa y éste es uno de los mejores de su carrera. Porque ese giro final que adhiere en los climax de sus films no tiene nada de tramposo, durante toda el metraje, las claves han estado delante del espectador. No es nada improvisado, ha estado ahí siempre.
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