John Doe, lo que en castellano sería Juan Nadie. Así se presenta el psicópata de esta semana. Doe cree que ha sido elegido para dar una lección a la humanidad. Piensa que la sociedad se ha degradado y que somos derrotados por nuestros más bajos instintos. Sus víctimas son de lo más variado: un banquero, una modelo, una prostituta, . . . cualquiera que encaje en lo que él considera un pecado capital. Sus armas no son lo más importante de su modus operandi sino más bien sus métodos que utiliza más como castigos tortuosos que con el asesinato como finalidad.
Como ya he dicho, este ser (y ahí lo dejo) usa los siete pecados capitales como columna vertebral con la que justifica los motivos para "reprender" a sus presas. Aquí encontramos al damnificado del pecado de la Pereza. Al parecer, según John Doe, este infeliz era un vago y por ello su pena es ser martirizado durante un año o algo así, manteniéndole inmovilizado y en condiciones precarias al borde de la muerte.
Aunque el argumento gira en torno a sus acciones, no es para nada el protagonista de la película, que se centra más en la investigación de los dos inspectores. El personaje, excelentemente interpretado por Kevin Spacey, aparece por primera vez a la vista en esta escena, en la que se entrega voluntariamente todavía machado de sangre. Fijaos que sus dedos carecen de las yemas y por lo tanto de huellas dactilares.
El hecho de haberse entregado por decisión propia habiéndose perpetrado cinco de los posibles siete pecados hacía sospechar que Doe tenía aún un as en la manga. Se supone que se proponen descubrir otros posibles cadáveres pero él les tiene otra sorpresa. Atención a su tono de conversación: suave, inalterable, carente total de sentimiento.
Es uno de los climax más impactantes del cine. Cuando la vi en la sala no podía dejar de tener la boca abierta. Todo el mundo exclamaba un "¡No jod...!". Los dos pecados restantes, Envidia e Ira, tenían como víctimas y ejecutores (ambas cosas simultáneas, al inspector Mills (Brad Pitt) y al propio John Doe, que culminaba su obra muriendo pero victorioso. Grandísimo final.
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