El rey de los psicópatas. Ninguno de los demás seres trastornados que hemos ido viendo este mes podía disputarle el primer puesto a Hannibal "el canibal" Lecter. Su personalidad; tremendamente inteligente, sofisticada clase y distinguido léxico, le ponen a la cabeza de esta lista. La gran peculiaridad de este perturbado personaje es que, como su apodo ya revela, se come a sus víctimas (bueno, no a todas, solo las que presume que van a ser sabrosas). No utiliza ningún arma en especial ni tiene un modus operandi particular. Es, simplemente, Hannibal Lecter. Y con eso lo digo todo.
Una de las claves del interés de "El silencio de los corderos" fueron sus conversaciones con Clarice Starling, una licenciada universitaria que aún no pertenece al FBI pero a la que envían a entrevistarse con Lecter (dada su experiencia como psiquiatra - tiene narices-) para solicitarle ayuda en la caza de un asesino en serie que está actuando. Esta es su primera toma de contacto, toda una primera cita.
El enfrentamiento interpretativo entre Anthony Hopkins y Jodie Foster, dos monstruos del talento (ganadores de varios oscars, incluídos los otorgados por esta película) fue una de las mejores bazas del film. El director, Jonathan Demme, supo sacar provecho de ello. Aquí vemos como Hannibal, aparte de aconsejar a Starling, la propone un juego de lo que él llama "Quid pro quo" en el que él acepta ayudarla a cambio de poder psicoanalizarla y poder entrar en sus miedos más íntimos.
El canibal entra en acción. Su tono templado y sereno da lugar la más salvaje de las reacciones. En la escena, consigue escapar, no sin antes arrancarle las narices a uno de los guardias y asesinar a ambos con fría y calculada brutalidad. A porrazo limpio.
Pasamos a la secuela que directamente se llamó "Hannibal". Tras escapar, Lecter se retira a Italia donde es acechado por un detective de la policía italiana que pretende cobrar la recompensa por entregarle. ¿Que hace Hannibal? Tirarle desde lo alto de un edificio con una soga en el cuello, no sin antes preguntarle: "¿Tripas dentro o tripas fuera?". Advertencia: fue "tripas fuera".
Sin duda, la escena de mayor impacto de cuantas envuelven a este personaje. Lecter secuestra a Starling (Julianne Moore sustituyó muy dignamente a Jodie Foster en el papel) y a su superior (un capullo) y los sienta a la mesa. Ambos están drogados. Clarice presencia horrorizada como el doctor levanta, literalmente, la tapa de los sesos a Ray Liotta, le secciona pequeños trozos de su cerebro y los hace a la brasa para después dárselos para que se los coma. Así como suena. Secuencia especialmente dura.
Y con esto terminamos la temática de este mes. ¿El próximo? Es diciembre, ¿no?
Mi parte favorita... QUID PRO QUO, siempre la digo en la vida real, en diferentes ocasiones y nadie me entiende, se me quedan mirando y ya no vale la pena andar explicando.... sólo nosotros los cinefilos lo entenderemos jajajaja saludos!!!!!!!!!!!!!!! (También tengo otras frases que uso en mi vida real, como la de Sarah O´Connor en Terminator II: "siempre como culebra", o a veces digo "el destino no está hecho, lo vamos haciendo nosotros" y esta es la mejor, ella ve a los dos pibitos peleando con unas pistolitas de juguete y piensa... "está en su naturaleza destruirse...el fin es inevitable" MUY BUEEEEEEEENO...
ResponderEliminarEs curioso como un papel tan breve ha podido hacer correr tantos rios de tinta, es imposible que pensemos en el doctor Lecter sin que nos venga a la memoria la cara de Anthony Hopkins. El actor sólo apareció 16 minutos en la película El silencio de los Corderos, pero qué 16 minutos. Su personaje es muy complejo, inteligente, muy culto, endiabladamente manipulador, es despiadado y a la vez proteje a su manera a una Clarisse Starling que anda muy perdida en el sórdido mundo de psicópatas, asesinos en serie y mentes perturbadas. He buscado en tu blog una referencia a Hannibal, el origen del mal, una película de 2007 que nos cuenta la infancia y juventud de Hannibal. Si no la tienes vista te la recomiendo. Hay muchas frases y escenas míticas en esta película, tu has mencionado algunas de ellas pero la esencia de Hannibal Lecter se condensa en la frase final de la película, a una Clarisse agarrada a un teléfono "No pienso ir a visitarla Clarice, el mundo es más interesante con usted dentro.".
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