Pues como lo prometido es deuda, comencemos con los Ewoks. Seamos realistas, no es que estén muy trabajados precisamente pero no se puede negar que son bastante graciosos. Y su papel en esta última película es muy importante. Aquí un ejemplo del nivel bélico que eran capaces de desplegar estas bolas peludas.
Vayamos al momento más esperado de la saga: el desenlace. Para ello, me he explayado pero bien con tres escenitas. Aunque más bien, son partes de la misma. En la primera de ellas, los instantes finales del duelo a sable láser entre Luke y Vader. Intensisivo como golpea Skywalker con toda su rabia y todas sus fuerzas contra la espada de luz de su padre, sujetada con una sola mano, hasta doblegarle.
Que levante la mano quien no odiara a Darth Sidius. Aquí, el malvado Emperador se dispone a liquidar Luke, quien se niega a acabar con su derrotado padre. El joven Skywalker está siendo literalmente machacado cuando Darth Vader decide intervenir. Gran momento cuando este alterna miradas a su retoño y a Sidius hasta que no puede más.
Y llegamos al desenlace del desenlace. El momento todavía más esperado. Darth Vader se quita la máscara. Por fín vemos la la cara que se esconde tras esas sonoras respiraciones y esa voz metálica. Personalmente, me pareció una escena de gran emotividad. Bueno, aquí la tenéis para que echéis unas lagrimitas.
Pues hasta aquí hemos llegado con este repaso a la saga Star Wars en su trilogía más clásica. Quizá tratemos la otra más adelante. En cuanto al tema del mes que viene, va siendo hora de ponernos tenebrosos. Así que, un poquito de terror. ¿De que clase? Ya veremos.
Por muy típico y falto de originalidad que sea, no me resisto a deciros: que la fuerza os acompañe.
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