A
ver si alguien me puede decir el nombre y apellidos del que dijo que
esto sería lo mejor en terror del año. Es por explicarle unas
cosillas. No es que me lo creyera tampoco pero considerando el buen
material de inicio con el que contaba, una de las mejores novelas de
Stephen King, al menos una de mis favoritas, con los medios de ahora
y todo el cacareo alrededor de esta versión, hombre, pues esperaba
algo un poco "apañao". Esto es un excelente ejemplo de porque es más
importante mantener la esencia del original que el ser fiel a todos
sus elementos. Es lo que ha pasado aquí, han marcado con una cruz
todas las escenas que tenían que salir por narices en la película,
pero como se iba de madre pues prácticamente, para ajustar el
metraje, no han puesto nada entre ellas. Porque Gary Dauberman, el
director de la flamante “Annabelle vuelve a casa”, no ha
desarrollado los personajes, la base de la historia, nada en
absoluto. Hay algunos que salen un par de veces, dicen un par de
cosas, y en la siguiente escena mueren. No te da tiempo a que te
importen lo más mínimo. Una película de terror puede fallar en
muchas cosas; en las interpretaciones, en los efectos especiales,
incluso en el guion. Pero lo que no puede, es ser aburrida. Y
esto es un aburrimiento del tamaño de todo el estado de Maine
querido de Stephen King. Lo único que se salva es la ambientación y
la masacre final. Son, pero mucho mejores, las versiones de las
miniseries anteriores, especialmente la de Tobe Hopper de 1979. Por
cierto, que
alguien me confirme que el vampiro chungo del final es Marilyn
Manson. 5.
¿Porqué en España han añadido “Los horrores de” al título original,
“Caddo Lake”? Pues es un misterio cuya respuesta solo sabe el que
haya tomado la decisión. Porque la película no tiene ningún
componente de terror. Esto lo aclaro para que no lleve a nadie a
confusión, como podría ser bastante probable. No, la película se
mueve más en el terreno de la ciencia ficción y el fantástico,
aunque inicialmente comience como un drama rural, pues tarda un poco
en arrancar. De hecho, puede gustar a los amantes de la serie “Dark”,
porque juega a base de bien con el tema de las paradojas temporales,
pero esta sin hacerse trampas al solitario. Lo cual no la exime de
tener un tramo bastante caótico argumentalmente aunque se aclara y
queda bien cerrado, no hace falta que te incluyan
unos
minutos
finales de explicación. Está bastante bien resuelta y todo enlaza
correctamente en su último tramo. Dos historias que se unen en una,
haciendo funcionar de forma muy efectiva el montaje en paralelo y que
por el camino tienen una buena ración de giros, y como
centro neurálgico el escenario de un peculiar lago que, adivinadlo,
por supuesto, es un personaje más. Aunque a los principales los
interpretan y muy bien, incluso sorprendentemente, Dylan O’Brien y
Eliza Scalen, especialmente esta última. Produce Night Shyamalan, se
nota cierto toque, y la temática va en su línea, pero el estilo de
dirección no tiene nada que ver con el suyo, aunque la pareja de
directores, Logan George y Celine Heard, estuvieran bajo su tutela en
la serie “Servant”. 6’5.
La
premisa no puede ser más sencilla. Básicamente es una conversación
entre un psicólogo y un reo condenado a muerte que afirma ser un
demonio, por la cual, debe decidir si el tipo en cuestión es apto
para la ejecución o realmente está enfermo. Podría haber jugado
con la duda de si todo es un tema psicológico o sobrenatural pero
eso no llega ni a plantearse, lo cual considero un error, porque en
la primera escena eso ya queda despejado, por lo cual resta interés
al relato del recluso. No obstante, aún así me ha resultado
bastante entretenida, porque el diálogo entre los dos personajes si
resulta interesante. Además, potencia el efecto claustrofóbico,
desarrollando toda la trama prácticamente en un único escenario. Es
verdad que hay algunas frases, algún que otro dilema ético, que
recuerda a la injustamente poco valorada “Fallen”, pero más allá de eso toma su propio camino. Y lo cierto es que me ha mantenido
enganchado hasta el final, con una tensión que va in crescendo
gradualmente y una resolución final curiosa, aunque he de decir que
no me ha sorprendido del todo. En el capítulo interpretativo, Sean
Patrick Flanery, el de “Powder” y Los elegidos”, exhibe un
repertorio de tics, en ocasiones, exageradamente forzados, pero en
general está bastante correcto y, en definitiva, es su duelo con
Jordan Belfi, lo que mantiene la historia en pie. No tiene buenas
críticas pero me parece una película mejor de lo que la califican.
6
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