Con esta película se iniciaba la que personalmente considero una de las sagas más divertidas de terror de este siglo. Quizá no sean grandes películas, que cuenten con el beneplácito de la crítica profesional pero es innegable que al público le gustan y mucho, como confirman los 663 millones de dólares que han recaudado las cinco películas estrenadas hasta ahora, es decir, una media de más de 100 millones por entrega.
Películas que contaron con presupuestos bastante ajustados, como el de esta, de solo 23 millones de dólares, perfectamente rentabilizados con una recaudación de 112 en taquilla, lo que supuso toda una sorpresa en su día el éxito que tuvo. Porque simplemente venía a aprovechar el de “Scream” primero, y otras que repetían esa fórmula como “Sé lo que hiciste es el último verano” o “Leyenda urbana”.
Muchos dirán que aquellas eran todas slasher. Bueno, y esta también. Solo que aquí el asesino es invisible, es la propia Muerte. De hecho, inicialmente se pensó en la idea de que fuera un enviado de ella como la personificación de esta, que fuera asesinando una detrás de otra a las víctimas, repitiendo el esquema de esos slasher mencionados.
Pero esa idea se descartó considerando que sería más interesante que todas las muertes fueran accidentes enmascarados. De hecho, todas las películas se empiezan con un accidente múltiple cuyos supervivientes pasan a ser el objetivo de la Muerte. No es descabellado ver esta saga en listas de películas de catástrofes, porque todas sus entregas contienen una de grandes dimensiones.
La primera era la explosión de un avión en el aire, la segunda, un accidente en cadena de tráfico, en la tercera, una montaña rusa, en la cuarta, un accidente en el circuito de una carrera de coches y en la quinta, la caída de un puente. Por cierto, en elaboradas, muy sangrientas (incluso tirando de gore) y muy bien rodadas las secuencias.
En todas ellas uno de los personajes tiene una premonición del accidente, el cual evita que varios de los otros personajes sobrevivan y eludan el plan de la Muerte, la cual pasará a perseguirlos para acabar con ellos en originales, truculentos y muy imaginativas formas “accidentales” de morir. Hasta el punto que muchos parecen sacados, y no descarto que alguno se inspire, del programa “1000 maneras de morir”.
Por cierto, premonición que siempre se inicia con un primer plano de la pupila del protagonista. En todas menos en esta, curiosamente. Empezó en la segunda parte. A pesar de dicha premonición, la cual no se explica por qué se produce en ninguna de las entregas de la saga, da paso a una especie de “Profecía”, porque estoy seguro que la idea de la inevitabilidad de las muertes también aparentemente accidentales de la película de Richard Donner, fue inspiración para esta.
Aunque la película no reconocía ninguna referencia, hay que resaltar algunas películas previas que tenían tramas como poco parecidas. A parte de aprovechar no solo el tirón de los slasher mencionados, lo hacía de películas desarrolladas recientes en aviones, como “Con Air” o “Air Force One”, aunque en esta el avión solo sea escenario de una secuencia de la película. De hecho, sus creadores pretendían recrear el efecto que produjo “Tiburón” en los bañistas, a los que viajaban en avión.
Además, la película “Sole survivor”(1984) tenía una premisa parecida. La cual también podría inspirarse en “El carnaval de las almas”(1962). Y justo un año antes un episodio de la serie clásica “La dimensión desconocida”, uno titulado “Veintidós”, tenía también cierta semejanzas argumentales.
Sin embargo, muchos pensaron que la inspiración procedía de un accidente real, el del Vuelo 88 de la TWA, sobre un Boing 747 que se partió en dos en el aire. Pero eso ocurrió en 1996, y el guion estaba escrito en 1994, para la serie “Expediente X”. De hecho, el director, James Wong, era uno de los directores recurrentes de dicha serie.
El
reparto estaba formado por actores que después si han gozado de
cierta fama pero que entonces no lo eran tanto. Como Devon Sawa, que
venía de “El diablo metió la mano”, Ali Larter (la única que
repitió en la segunda película), o Sean William Scott (que venía
de “American Pie”. Si contaba con un veterano del género, Tony Todd (“Candyman”). Por cierto, Mary Elizabeth Winstead salió
precisamente de esta saga, concretamente de “Destino final 3”.
Los nombres de los personajes hacían referencia a directores y
actores clásicos del terror como Alfred Hitchcock, Todd Browning,
Lon Chaney, Max Schreck o Friedrich Murnau.
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