Llegamos a la que es de largo mi película favorita de la filmografía de Tim Burton. Muy posiblemente no la mejor, de hecho, estoy seguro de que como película no está por delante de “Ed Wood” o “Big fish”, y estaría a la par con “Eduardo Manostijeras”, pero es, sin duda, la película de este director con la que más disfruto. Un proyecto que estuvo dando vueltas durante años y que se hizo posible gracias al éxito de “Drácula de Bram Stoker” de Coppola.
Que propulsó el resurgimiento del terror gótico dando lugar a títulos de éxito en los noventa como “Frankenstein de Mary Shelley” o “Entrevista con el vampiro”. Lo que convenció a Paramount para dar luz verde al proyecto, que dicho sea de paso suscitaba dudas en manos de un Tim Burton cuyas últimas dos películas habían sido un éxito de crítica pero sendos fracasos de taquillas.
No fue el caso de esta, que de paso dio oxígeno al cineasta, porque, además de volver a cosechar muy buenas críticas profesionales, fue un éxito de taquilla, recaudando 206 millones de dólares por los 80 invertidos. Menos mal porque Burton venía de llevarse un soberano revés al no poder sacar adelante su “Superman lives” (con Nicholas Cage).
El director californiano seguía con sus homenajes al cine de antes y de género, y si con sus dos películas precedentes homenajeaba al cine de serie B, y de ciencia ficción (de invasiones alienígenas, para más señas), ahora lo haría del cine de terror clásico, más en concreto del terror gótico gestado por la mítica Hammer o incluso por Roger Corman. No en vano sus referentes son “El Doctor Frankenstein”, “El hombre y el monstruo” (Jeckil y Hyde) y “La máscara del demonio” de Mario Bava (que no dejaba de ser un slasher).
Para ello tomaba un personaje que se llevaba utilizando desde la Edad Media, el Jinete sin cabeza, en la mitología celta y la germánica, y que se inmortalizó definitivamente en el relato de Washington Irving, “La leyenda de Sleepy Hollow”, en una colección de cuentos que el escritor publicó en 1820. Y que no era la primera vez que se adaptaba.
Lo hizo por primera vez en 1922, “El sin cabeza”, de cine mudo, y en el mediometraje de dibujos animados de 1949, que llevaba el título del relato. Sin embargo, la película de Burton situaba el origen del personaje en un mercenario hessiano (germano) que había participado en la Guerra de Independencia Americana y el guion retrata prácticamente como una especie de Vlad Tepes, a quien se tomó como referencia para el personaje de Drácula precisamente.
Que en la pantalla fue encarnado por Christopher Walken, quien tenía tanto interés por el papel que ocultó que no sabía montar a caballo, lo que supuso que en ocasiones este fuera animatrónico y en otras directamente un doble, que fue Ray Park, el “Darth Maul” de “La amenaza fantasma”. Antes se le había ofrecido el papel a Marlon Brando, pero lo rechazó.
No obstante, el protagonista era Ichabod Crane, para el que propusieron a Liam Neeson, Brad Pitt y Daniel Day Lewis, pero que fue a parar al que ya era su actor fetiche en toda regla, Johnny Depp. El de Katrina fue ofrecido a Winona Ryder, que lo rechazó por considerarlo muy semejante al de Mina en “Drácula de Bram Stoker”, precisamente, y que finalmente quedó en manos de Christina Ricci.
El reparto lo completaban Miranda Richardson, Michael Gambon, Casper Van Dien y Lisa Marie (última aparición en una película de Burton pues su relación sentimental con él llegó hasta aquí). Y un cameo de un mito del terror clásico como Christopher Lee, al cual el cineasta admiraba y con el cual mantuvo una relación de amistad posterior similar a la que tuvo con otro mito, Vincent Price.
Por cierto, precisamente, los modelos que tomó Depp para interpretar a su personaje eran todos del cine clásico de terror o de misterio, en especial en sus interpretaciones como investigadores y resolutores de asesinatos, como los propios Christopher Lee y Vincent Price, pero también Peter Cushing o Basil Rathbone, incluso Angela Lansbury.
No tuvo secuelas pero si una serie, de 62 episodios en cuatro temporadas, de 2013 a 2017, con un argumento bastante alejado de la película, desarrollando la acción en la actualidad con un Ichabod Crane "resucitado". La película tuvo un Oscar a la mejor dirección artística.
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