TODOS LOS DÍAS, SIN PENSARLO,
HAGÁSE UN REGALO
Eso
es lo que nos dejó esta serie, un puñado de regalos. Se cumplen
treinta años de su estreno en televisión este fatídico 2020 y, a
pesar de que por entonces un servidor tan solo contaba con 13
primaveras, el puñado de frases (como la del título), de imágenes
(Audrey bailando en el RR, Laura desenvuelta en el plástico, el
enano, el gigante, las cortinas rojas, la cascada, el hotel del
Norte, el agente Cooper tomando café, Bob en el espejo) y su
inolvidable banda sonora, se han quedado como regalos icónicos de
ese genio que es David Lynch. Y treinta años después, seguía
recordandolos. Pero aún así, merecía una revisión.
NEGRO
COMO LA MEDIANOCHE DE UNA NOCHE SIN LUNA.
Así
era el café que con tanta devoción tomaba la gente Dale Cooper.
También profesaba admiración por los donuts y las tartas. Destaco
este detalle porque gran parte del interés de la serie residen en la
peculiaridad de sus personajes, en la que el interpretado
magníficamente por Kyle MacLachlan era el verdadero motor de la ella. Aunque no había que perder de vista el póker de bellezas
representado en Audrey Horne (Sherelyn Fenn, pura sensualidad),
Donna Hayward (Lara Flynn Boyle), Shelly Johnson (Madchen Amick) y la
propia Laura Palmer (Sheryl Lee). Repoker si contamos a Jocelyn
Packard (Joan Chen). Sin embargo, más allá de la serie, la
proyección de sus carreras no fue demasiado brillante. Tan solo
Flynn Boyle gozó de mayor fama durante algún tiempo.
QUIÉN
MATÓ A LAURA PALMER/HAZEL DREW
Los
paralelismos entre Laura Palmer y el caso real de Hazel Drew son tan
evidentes como poco casuales. Hazel Drew fue encontrada flotando en
un estanque de Sand Lane, Nueva York, en 1908. Una institutriz
modélica, muy bella y de aspecto virginal. Sin embargo, cómo Laura,
Hazel parece que llevaba una doble vida. Vestía con ropas a medida,
muy caras para el modesto sueldo de una institutriz y tras su muerte
(por un traumatismo provocado por ser golpeada repetidas veces en la
parte posterior de la cabeza), se encontraron varias maletas que
demostraba la correspondencia por cartas con varios hombres. De
hecho, como en “Twin Peaks” se barajaron varios sospechosos
posiblemente relacionados sentimentalmente con ella. El parecido con
el personaje de la serie, como decía, no era casualidad. El misterio
del caso pasó en el tiempo como una leyenda que pasaba de una
generación a otra. Así es como llegó a los oídos de uno de los
creadores de la serie, Mark Frost, contado en su niñez por su
abuela.
LAS
LECHUZAS NO SON LO QUE PARECEN
Ni
las lechuzas ni nada. El autor del asesinato de Laura Palmer se nos
revelaba en el séptimo episodio de la segunda temporada. Los
productores obligaron a David Lynch, ante su indignación, a hacerlo
así, considerando que el verdadero atractivo de la serie era la
propia fauna de personajes que habitaban Twin Peaks. Pero aunque así
era, el motor de la trama era conocer al asesino y una vez
descubierto, el interés decayó enormemente. Tanto Lynch como Frost
abandonaron durante una decena de capítulos y cuando volvieron para
los dos últimos la serie estaba herida de muerte. Si bien tiene esa
temporada uno de los finales más impactantes y catárticos de la
historia de la televisión. Si ya habíamos conocido al asesino de
Laura, que fue su padre, Leland, poseído por una entidad del mal,
Bob, que habitaba los bosques de Twin Peaks, los dos episodios
finales ahondaban en el origen de dicho mal, convocado por una logia,
la logia negra. Los últimos quince minutos de la temporada fueron
puro surrealismo lynchiano, con la célebre sala de las cortinas
rojas, el enano, Bob, el gigante, varios doppelganger y la propia
Laura Palmer. Ininteligible, indescifrable pero mágico final que
terminaba con un plano del agente Cooper mirándose al espejo y
viendo en su reflejo la imagen de Bob, es decir, Cooper había sido
poseído por la entidad del mal, pero había salvado con ello las
almas de Laura y su novieta, Annie (Heather Graham).
HAZ
DE TU SONRISA UN PARAGUAS Y DEJA QUE LLUEVA
Y
más que entender, “Twin Peaks” hay que dejar que te empape, que
te seduzca. No obstante, aún hubo una tercera temporada, una
continuación de hace pocos años, casi totalmente incomprensible.
Recomiendo ver la precuela rodada por Lynch, “Twin Peaks; Fuego
camina conmigo” (pondremos la crítica aquí), que hace una
reconstrucción de la última semana de Laura, incluido su asesinato,
y “Twin Peaks, las piezas perdidas”, un remontaje con escenas
eliminadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario