jueves, 5 de noviembre de 2020

Twin Peaks

 

 
 
   TODOS LOS DÍAS, SIN PENSARLO, HAGÁSE UN REGALO


    Eso es lo que nos dejó esta serie, un puñado de regalos. Se cumplen treinta años de su estreno en televisión este fatídico 2020 y, a pesar de que por entonces un servidor tan solo contaba con 13 primaveras, el puñado de frases (como la del título), de imágenes (Audrey bailando en el RR, Laura desenvuelta en el plástico, el enano, el gigante, las cortinas rojas, la cascada, el hotel del Norte, el agente Cooper tomando café, Bob en el espejo) y su inolvidable banda sonora, se han quedado como regalos icónicos de ese genio que es David Lynch. Y treinta años después, seguía recordandolos. Pero aún así, merecía una revisión.
 


    NEGRO COMO LA MEDIANOCHE DE UNA NOCHE SIN LUNA.


    Así era el café que con tanta devoción tomaba la gente Dale Cooper. También profesaba admiración por los donuts y las tartas. Destaco este detalle porque gran parte del interés de la serie residen en la peculiaridad de sus personajes, en la que el interpretado magníficamente por Kyle MacLachlan era el verdadero motor de la ella. Aunque no había que perder de vista el póker de bellezas representado en Audrey Horne (Sherelyn Fenn, pura sensualidad), Donna Hayward (Lara Flynn Boyle), Shelly Johnson (Madchen Amick) y la propia Laura Palmer (Sheryl Lee). Repoker si contamos a Jocelyn Packard (Joan Chen). Sin embargo, más allá de la serie, la proyección de sus carreras no fue demasiado brillante. Tan solo Flynn Boyle gozó de mayor fama durante algún tiempo.
 


    QUIÉN MATÓ A LAURA PALMER/HAZEL DREW


    Los paralelismos entre Laura Palmer y el caso real de Hazel Drew son tan evidentes como poco casuales. Hazel Drew fue encontrada flotando en un estanque de Sand Lane, Nueva York, en 1908. Una institutriz modélica, muy bella y de aspecto virginal. Sin embargo, cómo Laura, Hazel parece que llevaba una doble vida. Vestía con ropas a medida, muy caras para el modesto sueldo de una institutriz y tras su muerte (por un traumatismo provocado por ser golpeada repetidas veces en la parte posterior de la cabeza), se encontraron varias maletas que demostraba la correspondencia por cartas con varios hombres. De hecho, como en “Twin Peaks” se barajaron varios sospechosos posiblemente relacionados sentimentalmente con ella. El parecido con el personaje de la serie, como decía, no era casualidad. El misterio del caso pasó en el tiempo como una leyenda que pasaba de una generación a otra. Así es como llegó a los oídos de uno de los creadores de la serie, Mark Frost, contado en su niñez por su abuela.
 


    LAS LECHUZAS NO SON LO QUE PARECEN


    Ni las lechuzas ni nada. El autor del asesinato de Laura Palmer se nos revelaba en el séptimo episodio de la segunda temporada. Los productores obligaron a David Lynch, ante su indignación, a hacerlo así, considerando que el verdadero atractivo de la serie era la propia fauna de personajes que habitaban Twin Peaks. Pero aunque así era, el motor de la trama era conocer al asesino y una vez descubierto, el interés decayó enormemente. Tanto Lynch como Frost abandonaron durante una decena de capítulos y cuando volvieron para los dos últimos la serie estaba herida de muerte. Si bien tiene esa temporada uno de los finales más impactantes y catárticos de la historia de la televisión. Si ya habíamos conocido al asesino de Laura, que fue su padre, Leland, poseído por una entidad del mal, Bob, que habitaba los bosques de Twin Peaks, los dos episodios finales ahondaban en el origen de dicho mal, convocado por una logia, la logia negra. Los últimos quince minutos de la temporada fueron puro surrealismo lynchiano, con la célebre sala de las cortinas rojas, el enano, Bob, el gigante, varios doppelganger y la propia Laura Palmer. Ininteligible, indescifrable pero mágico final que terminaba con un plano del agente Cooper mirándose al espejo y viendo en su reflejo la imagen de Bob, es decir, Cooper había sido poseído por la entidad del mal, pero había salvado con ello las almas de Laura y su novieta, Annie (Heather Graham). 
 


    HAZ DE TU SONRISA UN PARAGUAS Y DEJA QUE LLUEVA


   Y más que entender, “Twin Peaks” hay que dejar que te empape, que te seduzca. No obstante, aún hubo una tercera temporada, una continuación de hace pocos años, casi totalmente incomprensible. Recomiendo ver la precuela rodada por Lynch, “Twin Peaks; Fuego camina conmigo” (pondremos la crítica aquí), que hace una reconstrucción de la última semana de Laura, incluido su asesinato, y “Twin Peaks, las piezas perdidas”, un remontaje con escenas eliminadas.
 

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