martes, 17 de enero de 2017

Escenas Míticas: Especial Vampiros - Drácula de Bram Stoker




   Pocos personajes han estado tan explotados a lo largo de la historia del cine como el de Drácula, con multitud de títulos dedicados a él, de gran variedad de tonos y calidades, de actores que lo han interpretado y de directores que se han puesto tras las cámaras, evolucionando desde la visión clásica de la Hammer, pasando por esta versión y con caracterizaciones modernas más cercanas al público adolescente.




   Francis Ford Coppola, que venía de firmar "El padrino 2" y "Apocalipse now", dos películas  grandiosas y que quedaron como obras maestras del séptimo arte pero que, sin embargo, fueron sonados fracasos comerciales, principalmente por las dificultades de sus rodajes. No fue la primera opción. Se barajaron nombres como los de William Friedkin o John Carpenter.



   Me resultan muy curiosas estas coletillas de ciertos títulos incluyendo los nombres del creador literario como si con esto quisieran dar a entender que la película es mucho más fiel a la novela de turno. Me refiero a ésto de ".......de  Bram Stoker" o "........de Mary Shelley".......y otras cuantas más. Sobre todo cuando esa supuesta fidelidad no se manifiesta en absoluto en el guión de esas películas. Si es cierto que el tono de este "Drácula" se asemeja más a la novela de Stoker y que aporta elementos a la trama que no se habían explotado antes, pero básicamente Coppola hizo la película que le dio la gana, lo cual, probablemente, fuera un enorme acierto.



   Su versión tiene una potente carga romántica de la relación del vampiro con Mina Harker (Ryder), incluso con cierto aire erótico-sensual. La ambientación es marcadamente gótica, tremendamente potenciada por una fotografía sublime. Y se toma innumerables licencias respecto al texto original. Pero que posibilitó dejar memorables secuencias y que, por primera vez, nos hacían referencia, no literalmente, a la identificación de Drácula (Dracul en la película) con la figura de Vlad Tepes, el Empalador, que si existió en la realidad. 



   No obstante, en el primer montaje, el film quedó en unos 145 minutos, de los que obligaron a Coppola a cortar 25 de ellos aludiendo al exceso de violencia, a algunos desnudos de Winnona Ryder, pero que parece ser que hacían referencia al libro escrito por Bram Stoker. Existe una versión extendida con esas escenas.



   Tras los dos anteriores fracasos de taquilla de Coppola, la preocupación es que ocurría con ésta, teniendo en cuenta que la calidad de esos títulos era excelente aunque los números no hubieran acompañado. El presupuesto fue de 50 millones de dólares y la recaudación ascendió hasta los 215, con lo cual esta vez si fue rentable también para los bolsillos. Las críticas fueron excelentes. Incluso fue nominada en cuatro categorías para los Oscar, no los más importantes, llegando a conseguir los de vestuario, sonido y maquillaje.



   El reparto era espectacular. Gary Oldman que interpretaba a otro personaje emblemático como ya hiciera un año antes con Lee Harvey Oswald. Le acompañaba Winnona Ryder, el gran Anthony Hopkins, Keanu Reeves, Cary Elwes y unas muy seductoras Sadie Frost y Monica Bellucci. Otros actores que han interpretado al famoso conde fueron los míticos Bela Lugosi y Christopher Lee; otros como Frank Langella o Klaus Kinski; y otras versiones más modernas con Gerard Butler y Luke Evans. Y por supuesto, me dejo muchos en el tintero.



   En mi opinión, la de Coppola es con mucho la mejor versión de Drácula y la considero una auténtica obra maestra en prácticamente todos sus apartados, desde la prodigiosa dirección, sus interpretaciones, sus categorías técnicas (sobre todo la fotografía), ambientación y hasta su característica música. 



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