Me
sorprende la poca atención que ha tenido la que me parece una de las mejores
series en lo que llevamos de año. Un formato, la miniserie, en el
que se han dado buenos títulos últimamente en este género, el
western. Y no es uno de esos para disfrutar del paisaje precisamente,
sino para apretar los dientes. Al guionista de “El renacido”,
Mark L. Lester, el creador, parece que le encanta hacer sufrir a sus
personajes y, de paso, a los espectadores, porque este es un western
duro, crudo, sucio y muy violento, en el que no es recomendable
encariñarse con esos personajes pero a la vez en imposible no
hacerlo, a pesar de que no hay nadie que no tenga un lado oscuro.
Dirige Peter Berg, quien siempre me ha parecido, y lo digo en el buen
sentido, un sucedáneo de Michael Bay, y cuyo estilo más cercano a
la acción, no es precisamente el que podríamos considerar más
aconsejable para un western. Sin embargo, lo borda tras la cámara.
Berg mantiene la tensión en todo momento, hasta en un simple
diálogo, hay una constante sensación de peligro en pantalla. No hay
ni un solo episodio cómodo, como decía, siempre estas apretando los
dientes. Pero lo que mejor funciona, incluso por encima de lo demás,
o quizá, gracias a ello, es el reparto. Poblado de nombres de
segunda fila o que al menos no están en su mejor momento, algunos de
ellos habituales ya de la serie B, y que parece que se han propuesto
aquí reivindicarse a base de bien. Betty Gilpin, Taylor Kitsch, Shea
Whigham, Dane DeHaan, entre otros más desconocidos, todos están
realmente bien. Una buena historia, dirigida con nervio y
maravillosamente interpretada, aunque no muchos se hayan dado cuenta.
7’5.
Sinceramente,
no sabía ni de que iba, muy vagamente en todo caso, pero con ese
reparto, captó rápidamente mi atención. No solo por Robert de
Niro, que parece que se ha dejado de comedias tontas y ha vuelto a
estar en forma. Es que está rodeado de muy buenos actores, como Jesse
Plemons, Connie Britton, Matthew Modine, Angela Bassett, Joan Allen o
Lizzy Caplan. Ya quisieran muchas películas. Pero es que resulta que
la trama es bastante interesante, en torno a un ciberataque que pone
en jaque al país de las barras y estrellas. Lo cual sirve como
excusa para plantear una serie de dilemas éticos, reflexionando
sobre los derechos de los ciudadanos y hasta donde es lícito
recortarlos, cuantas licencias puede tomarse un gobierno para
sacrificarlos en aras a enfrentarse a una amenaza terrorista. Algo
así como la polémica que surgió sobre este aspecto tras el
atentado del 11-S. Por cierto, coloca un ataque en forma de hackeo
como uno de los peligros más devastadores que podrían ocurrir en la
actualidad, lo que nos debe hacer pensar sobre la dependencia de la
tecnología, de paso. No obstante, la serie tiene un aspecto de
denuncia social, haciendo clara referencia al clima de extremismo
político que vivimos en todas partes en general, y en Estados Unidos
en particular. Más allá de eso, cumple perfectamente con su cuota
de entretenimiento, con episodios muy adictivos, que si dispones de
tiempo suficiente, puedes tragarte de una sola sentada sin problemas.
Porque además tiene muy buen ritmo y está repleta de giros. Sin
embargo, tampoco es que se haya hablado mucho de ella. 7.
No hay comentarios:
Publicar un comentario