En un principio no pensaba incluirla en esta selección, pero repasando este mes una buena cantidad de péplum, ha caído este y resulta que me ha causado mucha mejor impresión que la primera vez que la vi. Además, comprobando que sigue teniendo notas bastante bajas a pesar de haber pasado veinte años desde su estreno, considero que es un título bastante reivindicable y me da que muy maltratado injustificadamente.
Es decir, no es de esas películas que con el tiempo se han ido revalorizando y hasta quedando como un título de culto. En su momento fue muy desaforadamente apaleada y demonizada, aunque quizá por influencia de aspectos que no deberían intervenir la valoración cinematográfica de una película. Aunque parece que esos palos cayeron más por el lado del público.
El de la crítica estuvo dividido entre las notas positivas y negativas. Aunque sí fue nominada a siete Razzies. No obstante, ya sabemos que son premios que no hay que tomárselos muy en serio, y ejemplos para ello hemos tenido de sobra. Pero, los espectadores si dictaron sentencia y eso se tradujo en una taquilla decepcionante que a duras penas cubrió los gastos.
Que se fueron hasta un presupuesto de 155 millones de dólares, recaudando tan solo 167. Eso si, y aquí viene lo paradójico, tuvo muy buenos resultados en su explotación en el formato doméstico, en especial en su edición en DVD. También es cierto que ha habido hasta cuatro montajes diferentes.
En su estreno en cines, el metraje fue de 175 minutos. Después, se lanzó un montaje del director, curiosamente menos extenso, de 167. Al que siguió uno que se llamó el montaje final, de 214, pero que no lo fue porque después salió el denominado montaje definitivo, que ya era hora, de 207. Así que aquí nos vamos a referir al original estrenado en cines.
En cuanto a las posibles razones de su fracaso económico, pudo intervenir la enorme polémica que despertaron algunos tratamientos sexuales del protagonista de la historia, Alejandro Magno, que hicieron saltar las alarmas en algunos sectores, e incluso llevaron a una demanda colectiva en torno a la productora, Warner Bros, y al director de la cinta, Oliver Stone, que se negó a cambiar nada de la película por los que él llamó “una banda de mojigatos”.
Las críticas se debían a mostrar a Alejandro Magno como abiertamente bisexual y, por si fuera poco, insinuando una relación cercana a lo incestuoso con su madre, Olimpia, por la cual el joven conquistador casi mostraba un complejo de Edipo. A lo cual ayudaba que la actriz que la encarnaba, Angelina Jolie, solo tenía un año más que su hijo en la ficción, por Colin Farrell.
A ambos los acompañaba a un gran reparto con nombres como Anthony Hopkins, Val Kilmer, Rosario Dawson, Jonathan Rhys Meyer o Jared Leto. Este último para el papel del controvertido Hefestión, para el cual llegó a considerarse a Brad Pitt, quién lo rechazó por no estar de acuerdo con el tratamiento del personaje. Además, acababa de ser Aquiles en “Troya”, que se estrenó apenas ocho meses antes, por cierto.
Sin embargo, la película si fue alabada por quienes ahora acusan aireadamente a “Gladiator 2” de poco rigor histórico. “Alejandro Magno” fue todo lo contrario, se trató de ser lo más fiel posible a la historia real. Para ello tomaron como referencias los relatos de historiadores que había acompañado a Alejandro en sus aventuras; Flavio Arriano, el Pseudo Calístenes (autor de "Vida y hazañas de Alejandro de Macedonia") y Curcio Rufo ("La vulgata de Alejandro").
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