Me
ha gustado bastante menos que la primera temporada, que me tuvo en
tensión todos los episodios. El tono es más ligero y también más
fluido. Pero yo casi prefería la lentitud pero también intensidad
de la anterior. El motivo es que se nota la ausencia de Night
Shyamalan que, aunque figura como productor, no ha estado tan
presente como en la primera, en la que se percibía perfectamente su estilo
e incluso dirigía varios episodios. Quizá no ha estado muy centrado
porque estaba terminando su última película que supuestamente se
estrena este verano. Al parecer, vuelve más activamente a la serie
en la tercera temporada con la que terminará la historia. Aún así,
tiene suficientes giros y alicientes como para seguir subido a este
tren, porque se han abierto algunas vías interesantes por las que
tengo curiosidad como va a acabar ésto. Espero que se den cuenta
que a Nell Tiger Free hay que darle el protagonismo absoluto. 6.
El
planteamiento es similar al de “El padrino”, la sucesión como
líder de una familia mafiosa. Pero rápidamente se da uno cuenta que
va por los caminos del género policíaco y el de acción. De hecho,
tiene un episodio que fácilmente podría ser la mejor película de
acción del año pasado. Y en ese aspecto se nota y mucho la mano de
todo un especialista como es Gareth Evans (“Redada asesina”), que
junto a otros dos habituales directores de cine de los campos del
terror y el suspense como son Corin Hardy (“La monja”) y Xavier
Gens (“Frontiers”), hacen una excelente combinación, que no se
cortan pero nada con la brutalidad de las escenas. Porque el grado de
violencia es altísimo, hay imágenes bastante fuertes. Además,
tiene secuencias perfectamente coreografiadas, tanto en cuanto a
peleas cuerpo a cuerpo como a tiroteos. Sin duda, de la mejores
series de 2020, que además queda abierta a una segunda temporada que
promete. No me la perderé. 7’5.
Empieza
como un tiro y durante varios episodios mantiene un ritmo muy
adictivo. La trama funciona como un reloj en su mezcla de intriga y
comedia negra. Aunque quizá quiere abarcar demasiado dando cancha a
subtramas que te desvían de lo realmente interesante, que es saber
quien ha matado a tal personaje, incluso estando la propia
protagonista en la posible terna de aspirantes al título.
Protagonista que no puede ser otra más acertada que Kaley Cuoco, que es el
verdadero motor de la serie. Pero lo que me ha gustado es el homenaje
que se marca en cuanto a desarrollar la historia al estilo Hitchcock,
desde el sentido del humor del maestro del suspense hasta la música,
a veces es desacaradísimo. Hay muchos giros y resulta muy
entretenida y también divertida. Hasta el final puede ser
interpretable. Aunque lo dejan abierto a una segunda temporada que no
necesitaba y que no está en la novela que adapta. 7.
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