Para mí, no solo fue la mejor película de su año de
estreno, 2014, sino que no me duelen prendas en afirmar que esta entre lo mejor
del género en cuanto a cine ambientado en el espacio. Con el tiempo, porque ya
sabemos qué hace falta que pase el tiempo para darnos cuenta de lo que tenemos
delante, se colocará junto a clásicos como “2001, una odisea del espacio” o
“Solaris”.
Considero a Christopher Nolan uno de los mejores directores
de la actualidad. Ha dejado grandes películas como “Memento”, “Prestige, el
truco final” y “Origen”. Ha brindado la mejor saga de superhéroes revitalizado
reinventando el personaje de Batman con su trilogía de “El caballero oscuro”. Y
cada proyecto suyo es motivo de una expectación desaforada.
La película contiene ciertos paralelismos con “Contact” en
cuanto a apoyarse en teorías científicamente posibles asesorados por auténticos
especialistas (en este caso Kip Thorne –NASA) que nos hablan de los agujeros
negros de gusano. Las paradojas temporales por un supuesto viraje a través de
ellos, la física cuántica y la existencia de otras dimensiones.
El reparto es sencillamente brutal. Un Matthew McCounaguey
que no tiene nada que ver con el que hablábamos la semana pasada en “Contact”,
resucitado tras “Dallas Buyers Club” y la serie “True detective”. Jessica
Chastain, una de las mejores actrices de la última década. Matt Damon en un
papel muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados. Después repitió en la
ciencia-ficción con “Marte”, de Ridley Scott. Anne Hathaway, que venía de ser la última Catwoman
también a las órdenes de Nolan. Y los veteranos John Lithgow, Ellen Burstyn y,
por supuesto, Michael Caine.
Costó 165 millones de dólares y recaudó 675 en taquilla, es
decir, cuadriplicó la cifra invertida en beneficios. Las criticas la alabaron
allí por donde iba y la prensa cinematográfica se deshizo en elogios. Sin
embargo, e incomprensiblemente, fue olvidada en los oscars. Un misterio para
Iker Jiménez.
Sus casi tres horas de metraje no se me hicieron pesadas en
absoluto. Nolan dota cada segmento de la película del tempo exacto. La película
te hará pensar en cosas más transcendentes que la propia existencia y
supervivencia de la especie humana. Y lo hace a través de un lenguaje visual
tremendamente espectacular y hasta épico.
Y no nos olvidemos de los extraordinarios acordes de Hans Zimmer, son bastante habituales ya sus colaboraciones con Chris Nolan, uno de los mejores trabajos de su carrera. Y no es que tenga pocos o malos.
Y no nos olvidemos de los extraordinarios acordes de Hans Zimmer, son bastante habituales ya sus colaboraciones con Chris Nolan, uno de los mejores trabajos de su carrera. Y no es que tenga pocos o malos.
La parte final es tan larga pero tan interesante que he tenido que dividirla en dos vídeos.
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