Ya posteriormente con “2012”, Roland Emmerich se metió de lleno en el cine de catástrofes. De hecho, parecería que en “2012” hubiera desplegado todo lo que no había podido con “El Día de Mañana”, como si ésta fuera el ensayo de la que estaba preparando después.
Sin embargo, en mi opinión, “El Día de Mañana” me parece mejor conseguida. El principal motivo es que el argumento es mas creíble, por lo que al espectador le es más fácil empatizar con la situación. Y por tanto llegar a sentir algo cercano al miedo, al menos en cuanto a lo posibilidad de que lo narrado en la película pudiera darse en la realidad.
El motivo de ser mas creíble, es que al contrario de su posterior “2012”, aquí todo el problema está basado en un teoría científica que ya algunos (bastantes) especialistas en el tema manejaban, y aún lo hacen. Es por eso que el espectador se lo cree más, porqué de hecho, de alguna manera vivimos bajo la amenaza de que nuestra propia actividad desencadene un cambio climático que aniquile la vida en nuestro planeta. Aquí no se basaban en una profecía de una civilización extinguida de la que puedes ser más o menos consciente, desde el punto de vista popular. No, aquí el apocalipsis tiene una razón de ser, y una posibilidad. Aquí la tierra se revela contra sus habitantes y, como ya hiciera con los dinosaurios, desencadenará una nueva edad glaciar que nos borrará del mapa.
Veteranía y juventud se aunaban en el reparto del film. Al frente del protagonismo un actor tan solvente como efectivo, Dennis Quaid. Y un secundario de lujo, como Ian Holm (después de ser Bilbo en la Tierra Media). En el capítulo de promesas, Jake Gyllenhaal y Emmy Rossum. El primero es, probablemente, uno de los mejores actores de la actualidad ya más de diez años después de su colaboración aquí. Ella ha destacado más en el mundo de la televisión que en el cine, aunque también estuviera en otra película catastrófica como “Poseidón”
Emmerich contó con un presupuesto inferior al de “2012”, pero vamos que tampoco estuvo nada mal, alrededor de 120 millones de dólares. Claro que, como suele ser habitual, les salió rentable a los productores el confiar en él, pues los transformó en más de 500 millones de recaudación.
Tampoco la crítica se ensañó con la película, llegando incluso a recoger buenas opiniones acerca del producto. No es que fuera ensalzada pero se destacó el gran entretenimiento que suponía, los excepcionales efectos especiales, e incluso en proporcionar buenas dosis de suspense.
Personalmente creo que esta clase de cine es necesario, ya no solo para concienciarnos de lo pequeños que somos, sino porque el cine de entretenimiento hace su función. Además como habéis podido comprobar tiene unas muy buenas y espectaculares escenas.
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