Escenas Míticas: Saga Matrix - Matrix Reloaded

   El enorme éxito de la primera parte creó unas gigantescas expectativas. Casi desorbitadas. Los Wachowski explotaron mucho más, si cabía, su ya patentado "efecto Matrix", aportando larguísimas escenas de acción y combinándolas con un sentido menos simbólico que su predecesora pero más filosófico.

   Aunque, a la postre, fuera catalogada como una decepción, en comparación permanente con el primer episodio de la saga, la película es visualmente más espectacular que éste. Es más, diría que en ese aspecto es la mejor de la trilogía.

   Pocas incorporaciones importantes en materia de personajes pero alguna digna de reseñar. La más interesante es la de Monica Bellucci. Mentira, es la de Merovingio, pero es mucho más agradable verla a ella que está justo al lado. A ver, tan solo son unos minutos y su rol no es determinante en el argumento, pero unos minutos de esta exuberante actriz son de agradecer. La señora de Will Smith, Jada Pinkett, también se incorporó al reparto y a la postre si tendría mayor relevancia. Y no olvidemos que hubo que sustituir a la actriz que hacía de Oráculo, por fallecimiento.

 
   Uno de los ganchos de la saga, más explotado en la primera parte, es el sentido simbólico del argumento que nos lanzaba a la yugular emparentando nuestro supuesto estado de bienestar social con el engaño de Matrix, y proponiéndonos la famosa elección de la pastilla roja y la pastilla azul.

 
   Supone todo un desafío no perderse en el diálogo con el arquitecto de Matrix. El caso es que me pareció de lo más interesante en cuanto a contenido argumental. Son alrededor de siete minutos de complejas explicaciones pero que si uno logra seguirlo desentrama muchos enigmas acerca de la naturaleza de la Matrix y el sentido que tiene en todo lo que hemos visto. Recomiendo verlo varias veces.

 
   Quizá su problema resida en esa irregularidad en el ritmo, que combinaba extensas y trepidantes escenas de acción a más no poder en forma de peleas con más kung fu que en todas las películas de Bruce Lee juntas (coreografiadas por un verdadero experto en ese arte marcial), y con interminables y deliberadamente rebuscados diálogos existenciales. Un cocktail muy estridente, quizá.