miércoles, 18 de octubre de 2023

Escenas Míticas: Especial Posesiones - Fallen



   Llegamos a otra de esas películas que merece una reivindicación pues no tuvo su justo reconocimiento en su momento. Y que es otro perfecto ejemplo de variante del subgénero de posesiones. Aquí tampoco vemos llamativas transformaciones físicas y espectaculares secuencias de exorcismos. De hecho, el invasor, un demonio, solo toma los cuerpos para cometer sus crímenes con ellos.



   Tan solo tocando a otra persona puede pasar a su cuerpo usándolos, aquí si, como un avatar, como un envoltorio físico para interaccionar con los humanos. Idea que se le ocurrió a su guionista, Nicholas Kazan, reflexionando sobre lo contagioso que puede ser una conducta social. Es decir, si alguien se comporta de forma desagradable con un segundo, es más fácil que este haga lo propio con un tercero y este con un cuarto.



   Además, argumentalmente podía dar mucho juego a la hora de poder seguirle la pista al asesino, que en este caso no tendría una sola cara sino que podía ser cualquiera. De hecho, todos los actores que lo interpretaron tuvieron que unificar los estilos de sus interpretaciones para poder asociarse a la misma persona.



   El referente fue la interpretación de Elías Koteas, que impresionó tanto a todo el equipo, incluido el director, que decidieron tomarla como base para todos los demás. A Koteas, que era un secundario, le acompañaba un gran reparto, encabezado por Denzel Washington pero con nombres como Donald Sutherland, James Gandolfini y John Goodman. Hasta salía Jeremy Renner muy brevísimamente.



   El personaje de Washington se llamaba John Hobbes, que es la combinación de los nombres de dos filósofos, John Locke y Thomas Hobbes. Locke pensaba que los seres humanos eran perfectamente racionales para vivir de forma pacífica. Sin embargo, Hobbes consideraba a los hombres malos por naturaleza y necesitaban las limitaciones de la sociedad para controlar esa maldad. Kazan, el guionista, quiso que el personaje tuviera esa dicotomía de pensamiento.



   Para el antagonista, se tomó un personaje varias veces mencionado en la Biblia y ya utilizado en otras películas, Azazel, un ángel caído que corrompió a la humanidad, según esos relatos bíblicos, motivo por el cual Dios la castigó con el diluvio universal, a excepción de Noé. Para crear el efecto de la visión del demonio se utilizó una técnica que sobreexponía cada fotograma hasta cuatro veces, dando esa sensación borrosa.



   Tras la cámara, un director muy competente a mi juicio, que tuvo sus mejores títulos en esa época de los 90 y principios de los 2000. Salido de la televisión, con dos series tan reconocibles como “Canción triste de Hill Street” y “La ley de Los Ángeles”, lo que posteriormente tuvo una influencia perfectamente perceptible en cuanto a los géneros predominantes en su filmografía.



   Que son el policíaco y el thriller judicial, como podemos confirmar en títulos como “Las dos caras de la verdad” (juicios), “Frecuency”(asesinos en serie y ciencia ficción), “Fracture”(juicios). Incluso “Fallen” transita más por los códigos del género policiaco que por los del terror.



   En la que además se perciben las influencias de dos películas muy claramente, “Seven” y “El corazón del ángel”, además que la trama tiene muchas similitudes con “La noche del diablo”(1980). Tuvo críticas mixtas y comercialmente se la pegó, quizá uno de los pocos fracasos de la carrera de Denzel Washington. Costó 30 millones de dólares y sólo recaudó 25 en taquilla. Sin embargo, actualmente posee buenas notas en páginas web de cine. Otra que se ha revalorizado con el tiempo. Quizá inicialmente, ese final tan oscuro no convenciera al público. Tenía otro alternativo en el que Azazel era derrotado pero se descartó.



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