lunes, 9 de octubre de 2023

Microcríticas Express: American horror story 1984/The crowded room/Cruel Summer T2

 



   La ventaja de esta serie es que es una especie de antología del terror en la que cada temporada cuenta una historia distinta y autoconclusiva. De hecho, ni siquiera soy un asiduo de ella, creo que he visto las dos primeras y ya. No obstante, como gran fan del slasher, esta que se presenta como un homenaje al  de los ochenta, me llamaba la atención. Y vaya si lo es,
no solo por la ambientación, la música, el vestuario, los peinados, . . . es que toma  absolutamente todos los clichés de este subgénero de forma muy consciente. Porque esto es una parodia del slasher que para darle más risa al tema lo mezclan con el terror sobrenatural y de paso solucionan algunos problemas de guion como que los personajes se acabaran antes de llegar al final de la temporada. Porque, damas y caballeros, aquí muere mucha gente, muchísima, básicamente cada vez que ves a alguien en pantalla sabes que en algún momento va a morir, incluso varias veces. Pero que ese tono de comedia no engañe a nadie, además es muy sangrienta e incluso tiene sus nociones de gore, generalmente suave pero en otras ocasiones no tanto. Además, los giros son muy locos, loquísimos, prácticamente cualquier cosa que se les ha ocurrido para seguir poniendo la historia en funcionamiento la han metido en el guion sin ningún complejo. Así que si, en conjunto me ha parecido muy divertida, me lo he pasado bien. Tiene varios integrantes de repartos de otras temporadas, como la propia Emma Roberts, que además tiene experiencia en el slasher con otra serie, “Scream Queens” e incluso una de las secuelas de “Scream”, la 4. Por cierto, han tenido el cuajo de colocar a un asesino en serie real como uno de los personajes, y no en un cameo, sino como uno de los protagonistas, Richard Ramírez, el “merodeador nocturno”, tela marinera. 6.


   No tiene muy buenas críticas profesionales pero si buenas opiniones por parte del público. Las primeras aluden a que esconde muy mal su principal giro argumental y que copia descaradamente de cierta película de Night Shyamalan. No la menciono (que ellos si) pero también es que es absurdo porque es evidente. La explicación a ambas acusaciones es la misma. No esconde su giro porque está claro desde un principio. En los propios créditos iniciales de la serie ya dice que se basa en el libro “The minds of Billy Milligan”, de Daniel Keyes. Y esa película de Shyamalan se basa en este personaje real, confesado por el mismo director. Aunque no lo conozcas no hay que ser un genio para saber por donde van los tiros. La prueba es que cuando se presenta ese giro no se hace de forma efectista sino todo lo contrario. La razón es que no es un thriller emparentado con el psicokiller sino más bien un drama que denuncia la poca atención que se le otorgaba a la salud mental en las décadas de los setenta y ochenta (ahora tampoco demasiada). De hecho, la miniserie describe perfectamente este trastorno. Para ello era importante que el actor seleccionado hiciera un trabajo convincente y ahí Tom Holland demuestra que cuando se quita la máscara de Spiderman es un actor dramático muy solvente, aquí muy bien secundado por Amanda Seyfried (sobre todo), Emmy Rossum y Jason Isaacs. Hay que tener paciencia porque empieza lenta pero merece la pena. Para quien no sepa quien es Billy Milligan (ojo, no es una adaptación de su biografía sino que se toma su trastorno como referencia) hay un documental muy bueno en Netflix. 6’5.


   Segunda temporada de una serie que en la primera me supuso una agradable sorpresa porque se presentaba como un producto veraniego para adolescentes sin demasiada promoción pero tenía una trama muy adictiva. En esta ocasión nos traen otra nueva, que no tiene ninguna conexión ni argumental ni de personajes con la anterior temporada (que quedaba ya cerrada) pero que comparte el mismo modus operandi narrativo, que consiste en contar la historia desde tres líneas temporales correspondientes a tres años consecutivos, lo que permite ver la evolución de los personajes y como les afecta la situación que están viviendo. Otra de las similitudes con la temporada anterior es circular alrededor de un crimen, con varios adolescentes implicados, que hay que esperar hasta el último minuto para resolverlo, que alberga muchos giros y uno final muy sorprendente, que se autoconcluye pero que deja una resolución abierta. Aunque esa es la excusa argumental para montar la parte de thriller, porque de trasfondo nos vuelve a hablar de problemas inherentes en esa franja de edad de los personajes principales, por ejemplo en este caso con el tema de la educación de los hijos o de las relaciones tóxicas, pero escarbando en uno de los aspectos que me parecen más interesantes de estas historias, en el lado oscuro de las personas, incluso de las buenas personas. Me sigue pareciendo muy entretenida a pesar de que sigo pensando que se alarga demasiado. Se pueden ver ambas temporadas de forma independiente. Personalmente me gustó más la primera pero no me importaría que hicieran más. 6’5.

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