martes, 11 de mayo de 2021

Escenas Míticas: Especial Psicópatas - Seven

 
 
 
   Cuatro años después de “El silencio de los corderos”, vino la que incluso a día de hoy sigue siendo su mejor heredera. Algunos incluso la ponen por encima de la película de Jonathan Demme. Tampoco flipemos, “El silencio de los corderos” es la obra maestra y “Seven” su mejor alumna. La primera dio el pistoletazo de salida al género de psicokiller, al menos a ponerlo de moda. La segunda confirmaba esa tendencia.




   Sí es cierto que parece que “Seven” influyó más en los títulos posteriores de este tipo, como “Copycat” (aunque tiene varios aspectos de “El silencio de los corderos”) un año después, o “Resurreción”, (un calco de “Seven”, aunque con mucha menos calidad), cuatro años después. Y luego vino “Saw”, que copiaba ciertos rasgos aunque se manifestaba más claramente como terror.


 
    Aunque tratamientos de terror tenían tanto “El silencio de los corderos” cómo “Seven”. Pero ésta última posee suficientes rasgos personales como para no ser considerada una simple sucesora y sí un título con entidad de sobra para ser referencia del género. Cómo explotar una subtrama de buddy movie del choque generacional de dos compañeros de policía y tener un último tercio absolutamente original.


 
    Y sorprendente pues “Seven” tiene probablemente uno de los finales más catárticos de la historia del cine. Muy pocas veces he sentido en una sala una impresión tan perturbadora como la del giro final de esta película. Algo que parece que le encasilló a su director, David Fincher, exigiéndosele clímax similares en sus siguientes títulos, cómo fueron los casos de “The Game”, “El club de la lucha” o “Perdida” (aquí el giro era a mitad de metraje).


 
   Pero además fue la primera de varias películas del cineasta sobre asesinos en serie. Cómo demuestran “Zodiac” (sobre el asesino real conocido por ese mismo nombre), “Millenium, los hombres que no amaban a las mujeres” (muy digno remake de la película original sueca) o la serie “Mindhunter”(tras cancelarse, se rumorea que Fincher pretende hacer una tercera temporada).



   Sin embargo, tras su mala experiencia con “Alien 3”, la ópera prima de un Fincher que reconoce que casi le hace retirarse de la dirección, se dedicó a hacer videoclips, campo del que venía originariamente, para estrellas tan potentes como Michael Jackson, Madonna o los Rolling Stones. Menos mal que volvió con esta gran película, probablemente la mejor de su filmografía. Hoy en día se le considera uno de los cinco mejores directores modernos junto a Christopher Nolan, Denis Villeneuve, Quentin Tarantino y Kathryn Bigelow.



   Tiene un magnífico reparto con nada menos que Morgan Freeman, Brad Pitt, Gwyneth Paltrow y Kevin Spacey y dos veteranos como R. Lee Ermey (“La chaqueta metálica”) y Richard Roundtree (“Shaft”). Pero ojo al que se podría haber formado. Para el papel de Somerset optaron Al Pacino y William Hurt. Para el de Mills, Denzel Washington (luego intentó desquitarse con “El coleccionista de huesos”) y Sylvester Stallone (después se lamentó públicamente de rechazarlo). Además, para el de Tracy se pensó en Robin Wright y para John Doe en Val Kilmer. Una combinación Pacino/ Washington/ Spacey/ Wright habría sido la bomba. 



   Pero no hay nada que lamentar, todos estuvieron soberbios. Por cierto, Kevin Spacey aceptó con la condición de que su nombre no apareciera en los créditos iniciales para que su participación en la fase final fuera una sorpresa más efectiva. En cuanto a Brad Pitt, su concurso fue un movimiento más bien comercial pues era una estrella emergente que venía de “Leyendas de pasión”, “Entrevista con el vampiro” y “Doce monos”, por la que fue nominado al Oscar como secundario.
 
 

   Pero su colaboración con David Fincher fue lo suficientemente satisfactoria como para volver a trabajar juntos en dos películas más, "El club de la lucha" (uno de los personajes más icónicos de Pitt) y "El curioso caso de Benjamin Button" (papel por el que volvió a optar al Oscar, esta vez como protagonista). La película tuvo muy buenas críticas y hoy ocupa el puesto 134 de la lista de las 500 mejores películas de la historia del cine por la revista Empire. Fue nominada al mejor montaje. Costó 33 millones de dólares y recaudó 327 en taquilla, un éxito total.
 
 
 
 

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