El cine oriental ha llegado a occidente más bien a cuentagotas con películas mayormente costumbristas, o temática samurai, con excepcionales ejemplos como el de Akira Kurosawa. Pero fue con el género del terror con el que irrumpió, y de qué manera, en el mercado europeo y norteamericano, principalmente desde Japón y más tarde, Corea, Tailandia y China.
¿Y que tiene el terror llegado desde Oriente que nos resulta tan atractivo? Bueno, posee unas características muy particulares que lo alejan del cine y, sobretodo, el terror más occidental. Su forma de narración es lenta pero sus golpes de efecto son impredecibles. Además, sus argumentos tienen una gran base cultural en unas creencias muy espirituales.
Si fue Japón quien inició el desembarco de su cine fuera de sus fronteras con “Ringú” y “Jo-on” (La maldición) y directores como Hideo Nakota y Takeshi Shimizu, esto posibilitó que las grandes distribuidoras principalmente norteamericanas se interesaran en explorar en otros países, como es el caso de “El ojo”, que es de Hong Kong.
De hecho, esta película tuvo éxito en taquilla incluso más que las anteriormente mencionadas, con más de medio millón de dólares de recaudación. Cifra que puede parecer muy exigua si lo comparamos con cualquier película americana pero que aventaja sobradamente a cualquiera de sus referentes orientales.
A cargo de la dirección estaban los hermanos Pang, Oxide y Danny, que gozaron de cierta fama tras el resultado de este film y que incluso llegaron a pasarse al otro lado del charco para realizar “The messengers” en Estados Unidos. Aparte de las secuelas de “El ojo” dirigieron “Re-cycle”, también enmarcada en el terror. Aunque también han llevado sus carreras por separado, es en equipo donde han conseguido mayores logros.
La idea de la película surgió de una noticia leída en un periódico que hablaba de una persona que había recibido un trasplante de córnea y que posteriormente se había suicidado. Algo que apoyaba la teoría de que la que era trasplantada heredaba capacidades, para bien o para mal, de las personas a las que pertenecían esos órganos o miembros.
Hay que decir que esta idea ya estuvo en la mente de todo un maestro como Alfred Hitchcock, con un argumento, al menos en su planteamiento, similar. Sin embargo, al no conseguir que James Stewart fuera el protagonista, desestimó el proyecto.
“El ojo”
cosechó bastantes buenas críticas. Los hermanos Pang se ocuparon de otras dos
secuelas, que, en el caso de la primera, se acercaban y mucho al nivel de ésta.
Con el tiempo, éste título ha quedado como uno de los más destacados del boom
del cine de terror de hace unos quince años.
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