jueves, 22 de septiembre de 2016

Escenas Míticas: Especial Western - Bailando con lobos




   Si ya comentábamos una de esas películas calificadas como “revisionistas” de la historia americana como era “Soldado azul” y poníamos como otro ejemplo a “Pequeño gran hombre”, unos veinte años después llegaría la definitiva y más influyente en ésto de cambiar la imagen de villanos de los indios de toda la primera etapa de western clásico.




   Kevin Costner eligió un proyecto sumamente ambicioso para estrenarse como director. Nada menos que un alegato, a ratos épico a ratos intimista, acerca de los verdaderos pobladores de los Estados Unidos, basándose en la novela homónima de Michael Blake, que haría énfasis en la auténtica naturaleza de los nativos y la profunda crueldad del ejército norteamericano.



   Costner no pudo dar más fuerte en el clavo. Aun hoy es el western más exitoso de todos los tiempos. La inversión fue de unos modestos 22 millones de dólares que convirtió en unos aplastantes 424 en taquilla. Pero es que además cosechó excelente críticas en todo el planeta y la película fue la triunfadora en la gala de los oscars, llevándose nada menos que siete, entre los cuales estuvieron las categorías más importantes como mejor película y director para el propio Costner.



   Aunque es cierto que no pudo volver a emular dicha hazaña aun manteniéndose vinculado al western. “The postman”, que no es otra cosa que un western futurista, fue un espectacular fiasco y que le mantuvo alejado de detrás de la cámara hasta otra del oeste, esta vez si con gran calidad, aunque no tanto éxito como con “Bailando con lobos” (algo que era muy difícil de por sí) con “Open range”.



   La carrera de Kevin Costner estaba en pleno apogeo y fue unos de los actores más de moda en los noventa con títulos como “JFK, caso abierto”, “Un mundo perfecto”, “Wyatt Earp”, “El guardaespaldas”, “Trece días” , . . . Recientemente ha ejercido de padre adoptivo del último Superman. Y, al parecer, teniendo que rechazar para ello en ofrecimiento de Tarantino para interpretar a Calvin Candie, que al final cayó en manos de Leonardo DiCaprio.



   El reparto lo complementaban, una sensacional Mary McDonnell que haría una de las mejores actuaciones de su carrera; y una buena cantidad de actores con raíces y orígenes y siendo descendientes de indios. Dos de los más destacados fueron un gran Graham Greene y Wes Studi, nuevamente villano tras “El último mohicano”.



   En cuanto al tema de la película, mi reflexión es que el choque de ambas culturas era inevitable. La forma de vida de los indios era innegociable y, de alguna manera, incompatible con el progreso que traía el gobierno americano. Su gran apego a la tierra y a los animales contrastaba frontalmente con la edificación de ciudades y construcción de ferrocarriles. Pero desde luego, echarlos de mala manera, arrasando poblados y cometiendo auténticas salvajadas no era la solución correcta.



   Una curiosidad acerca de uno de los detalles más repetidos en estas películas es la acción de cortar la “cabellera” que contrariamente a lo que se cree, no tiene origen en una costumbre india sino en la exigencia de los colonos ingleses y franceses de pedir una cabellera por cada muerto si querían cobrar los nativos mercenarios.


   
   La película tenía 180 minutos, ya decía que Kevin Costner eligió un debut mastodóntico, pero es que la versión extendida se va hasta los 236. Personalmente me parece una película deliciosa, una obra maestra del género que toca el corazón, con una fotografía bellísima y una banda sonora inolvidable.

   Como anexo literario a la película, mi compañera y colaboradora Zoe ha comentado un texto redactado por el jefe indio Seattle, una carta que le envió al presidente Franklin Pierce y que creo que todo el mundo debería leer. Lo tenéis aquí: 

http://clubcinefilos.blogspot.com.es/2016/09/anexo-bailando-con-lobos.html

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