Creí que no llegaría nunca este momento. Finalmente se completará toda la historia que efectivamente, inicialmente estaba concebida para ser tres trilogías, contraviniendo a aquellos que piensen que se han sacado estas de la manga. En cualquier caso, los seguidores de la saga debemos de estar de enhorabuena. Además la elección de J.J. Abrams como director de la primera parte, el Episodio VII, me da ciertas garantías, tras las sensaciones que me dejo con “Super 8” y las precuelas de “Star Trek”.
Se
ha acusado a este episodio de ser muy infantiloide. En mi opinión, el proceso
evolutivo de este trilogía me parece similar al de la clásica que todos
idolatramos. Es decir, sigue una maduración progresiva comenzando desde una
película más simple, “Episodio IV, la nueva esperanza” lo era, de hecho, corrió la posibilidad de quedarse en esa
única película de haber sido un fracaso de taquilla.
Como
en aquella, George Lucas, asumió
personalmente el mando de la primera entrega de la saga. Luego comprobaríamos
que dirigiría todas las integrantes de esta, probablemente para asegurarse de
dar su propia visión del tratamiento de su personaje principal, Annakin
Skywalker. No estoy de acuerdo en que solo sepa ser productor y guionista. Su trabajo en la
dirección de las películas de esta saga me pareció muy respetable.
En
su día, y aun hoy, la película fue masacrada por cierto sector de los fans más acérrimos de la primera
trilogía. Vamos a ver, también yo lo soy, mi película favorita de “Star Wars”
es “El imperio contraataca”, pero eso no implica que no pueda abrir mi mente
y disfrutar de este film, al igual que
voy con la misma predisposición a ver la nueva de esta fantástica historia. Está
bien ser purista, pero no cerrado.
En la labor de casting estuvieron especialmente
acertados. No se me ocurre una reina Amidala más adecuada que Natalie Portman.
Sus características tanto físicas como interpretativas cuadran perfectamente
con el personaje. Como Qui-Gon-Jim tenemos al todoterreno y experimentado Liam
Neeson. Muy buena elección. Quizá la más complicada era encontrar un Obi-Wan-Kenobi que diera la talla y pegara. Ewan Mc Gregor me pareció una buena
decisión que se confirmó en las sucesivas secuelas.
Lo
que si era tan curioso y esperable era ver unos efectos especiales impresionantes. Bastante mejor que los de la
toda la trilogía anterior, que se situaba en un periodo temporal más avanzado
de la acción. Pero claro, la tecnología avanza y se plasma en pantalla. Así como
los diseños de vestuario y naves, que sí
supieron adecuar en ese aspecto.
Lo
que no hay ninguna duda es que la película y el anuncio de una nueva serie de
episodios generó una expectación desorbitada, como probablemente genera la que
se estrena este mes. El film tuvo un
presupuesto de 115 millones de dólares, no excesivamente alto si juzgamos
lo que vemos en pantalla y comparamos con otras grandes superproducciones.
Pero es que recaudó 1027 millones de dólares. Eso creo que lo dice todo.
Curiosidad: la carrera de vainas tiene una similitud asombrosa con la de cuadrigas de “Ben-Hur”.
Curiosidad: la carrera de vainas tiene una similitud asombrosa con la de cuadrigas de “Ben-Hur”.
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